La Danza de los Aranceles y la necesaria perspectiva histórica | Desde las Antípodas



José Ojeda
José Ojeda

A medida que el reloj marca el 3 de marzo de 2025, la relación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se asemeja cada vez más a una danza tensa y estratégica, donde los aranceles son el compás que dicta los pasos.

Esta coreografía política, cargada de amenazas, negociaciones y concesiones, revela no solo las dinámicas de poder entre ambos líderes, sino también las vulnerabilidades, legados y transformaciones de sus respectivos países.

Desde su regreso al poder, Trump ha retomado su característico estilo de negociación: la presión directa y sin rodeos. Su amenaza más reciente, anunciada a finales de febrero, de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses a partir del 4 de marzo, no es enteramente nueva, sino un eco de las políticas proteccionistas de su primer mandato. Sin embargo, este movimiento también introduce algo nuevo: una intensificación de la retórica sobre el fentanilo y la migración, adaptada a las preocupaciones de 2025. En este sentido, distinguir entre lo viejo y lo nuevo es crucial para entender qué aspectos de esta crisis son pasajeros (como la coyuntura política de Trump) y cuáles son perdurables (como la dependencia económica de México de Estados Unidos).

La “danza” dio un giro temporal en febrero, cuando Sheinbaum logró una pausa de un mes en los aranceles tras comprometerse a desplegar 10 mil efectivos de la Guardia Nacional en la frontera. Este acuerdo puede entenderse como parte de un ciclo político-económico en las relaciones México-Estados Unidos, pero también como una tendencia a largo plazo hacia una mayor integración regional, aunque tensionada por las demandas unilaterales de Trump. Inspirados por las tres temporalidades de Fernand Braudel (la longue durée, la coyuntura intermedia y el acontecimiento), podemos ver cómo esta negociación abarca estructuras históricas profundas (la interdependencia económica), dinámicas intermedias (la presidencia de Trump) y eventos inmediatos (la imposición de aranceles). Este pluralismo temporal, nos ayuda a comprender que el tiempo en esta danza no es lineal, sino multidimensional.

Las concesiones de Sheinbaum no son casuales, sino el resultado de causas lejanas y legados históricos. La dependencia de México del mercado estadounidense es un rasgo que remonta a décadas de integración económica, desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Este legado, combinado con la presión migratoria y el narcotráfico —problemas con raíces profundas en la historia regional—, limita las opciones de México hoy.

La secuencia de los eventos —lo que ocurrió antes y después— es clave para interpretar esta crisis. Los acuerdos previos entre México y Estados Unidos, como los alcanzados durante el primer mandato de Trump, influyen en las expectativas actuales. Sin embargo, la mutabilidad de las sociedades nos invita a considerar que lo que parece inmutable (la relación asimétrica México-Estados Unidos) puede transformarse.

Sheinbaum ha mencionado un “Plan B, C y D”, sugiriendo un repertorio de grandes alternativas para reorganizar las relaciones comerciales, tal vez diversificando socios o fortaleciendo la industria nacional. Esta reinvención busca evitar caer en patrones resueltos, como la sumisión a presiones externas sin contrapesos.

Poder, pragmatismo y paciencia, pero también historia en movimiento. Trump marca el ritmo con sus amenazas, mientras Sheinbaum intenta seguir el compás sin perder el equilibrio, ambos influenciados por legados históricos, temporalidades plurales y la posibilidad de cambio. Poner distancia histórica de por medio nos lleva a considerar que esta crisis no es solo un acontecimiento aislado, sino un momento en el que convergen lo perdurable y lo pasajero, lo viejo y lo nuevo, los ciclos y las tendencias. Mientras el tempo histórico permanezca, ambos líderes continuarán bailando, cada uno buscando salir victorioso en un escenario donde el público —los ciudadanos de ambos países— observa con creciente inquietud las consecuencias de cada giro, conscientes de que la historia siempre ofrece nuevas oportunidades para reinventarse.

Desde las antípodas, seguiremos presenciando esta danza que, esperemos, por el bien de todos, no tenga un final abrupto.

Editor: Fabián Sánchez

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