Puebla cerró 2025 con un problema ambiental que sigue creciendo sin contención efectiva: al menos 87 tiraderos clandestinos activos fueron identificados en distintos puntos del estado, de acuerdo con la Asociación Mexicana por el Medio Ambiente (AMA). La organización alertó que muchos de estos sitios se localizan en zonas ecológicamente sensibles, lo que incrementa el impacto sobre la salud pública y los recursos naturales

Barrancas, riberas de ríos y áreas de recarga de acuíferos figuran entre los espacios más afectados. Según la AMA, los residuos depositados de manera ilegal generan lixiviados que se filtran al subsuelo, contaminando mantos freáticos utilizados para el consumo humano y para actividades agrícolas, lo que representa un riesgo a largo plazo para comunidades enteras.

El diagnóstico advierte que el crecimiento urbano sin planeación y la débil gestión de residuos por parte de los municipios han favorecido la expansión de estos tiraderos. Aunque la capital concentra el mayor número de puntos irregulares, el problema también se extiende a municipios como Tepatlaxco y Huejotzingo, donde se han detectado descargas ilegales directamente en cuerpos de agua.

Uno de los casos más críticos se ubica en la cuenca Atoyac-Zahuapan. En el río Xochiac, la Comisión Nacional del Agua ha documentado más de mil puntos de acumulación de basura y cascajo a lo largo del cauce y sus afluentes, lo que agrava la contaminación de una de las regiones hídricas más deterioradas del estado.

La AMA señaló que más del 70 por ciento de los sitios de disposición de residuos en Puebla operan fuera de la legalidad, debido a la saturación de rellenos sanitarios, la falta de infraestructura adecuada y la ausencia de sanciones efectivas.

Ante este escenario, la organización consideró insuficientes los operativos actuales y urgió a una reestructuración integral de la política de manejo de residuos para frenar la degradación ambiental y proteger las fuentes de agua.