Ante el recorte aprobado en el Presupuesto de Egresos 2026, el Instituto Nacional Electoral (INE) ajustó su gasto del próximo año, reduciendo su presupuesto de 15,099 a 14,099 millones de pesos. La decisión ocurre justo cuando se prepara una de las elecciones más grandes de la historia reciente del país, prevista para septiembre, en la que se renovarán 500 diputaciones federales, 800 cargos judiciales y se apoyará a 32 institutos estatales en procesos locales que incluirán 17 gubernaturas.

El ajuste afecta varios rubros considerados estratégicos para la operación electoral. La Dirección de Capacitación y Educación Cívica registrará una reducción de más de 293 millones de pesos (equivalente a aproximadamente 35%). El gasto operativo del Registro Federal de Electores se recortará en 51 %, aunque el instituto afirma que la emisión de credenciales no se verá afectada.

Otros recortes alcanzan a la Unidad Técnica de Servicios de Informática, con una disminución superior a 170 millones de pesos. Programas previstos —como el voto por internet en procesos locales, el sistema de casillas especiales, el sistema de voto en prisión preventiva y el desarrollo de inteligencia artificial para gestión electoral— quedaron cancelados o con recursos claramente reducidos.

El INE anunció que mantendrá un presupuesto base de 12 345 millones de pesos, y 1 754 millones adicionales para proyectos especiales. Pese al panorama ajustado, el organismo tendrá que conducir la próxima megaelección, lo que plantea desafíos operativos y logísticos importantes. Las limitaciones presupuestales podrían afectar capacitación, modernización tecnológica y nuevos esquemas de participación ciudadana.

La reforma presupuestal y los recortes coinciden con un contexto de alta demanda institucional, lo que ha generado preocupación entre analistas sobre la capacidad del INE para garantizar procesos electorales funcionales, transparentes y adecuados a las exigencias del país.