Cura restringe tradiciones y genera división en comunidad de Cuetzalan

Habitantes de San Andrés Tzicuilan, junta auxiliar del municipio de Cuetzalan, acusan al párroco local de imponer restricciones que afectan directamente sus prácticas culturales y religiosas.
La principal inconformidad es la prohibición de realizar danzas tradicionales en el atrio de la iglesia, como la Danza de los Pilatos, manifestación con raíces ancestrales que ha sido desplazada a espacios alejados del templo.
De acuerdo con los pobladores, el sacerdote también ha restringido el acceso a espacios comunales, impedido el repique de campanas y colocado un zaguán de hierro que bloquea una calle tradicional, sin consultar a la comunidad ni contar con autorización de autoridades del patrimonio histórico. La estructura ha dificultado el paso de ambulancias y vehículos de emergencia, y el nuevo acceso peatonal resulta insuficiente para personas adultas mayores o con cargas pesadas.
Además, señalan que el párroco ha dejado de asistir a celebraciones religiosas en localidades más alejadas y ha negado servicios funerarios de forma arbitraria. Estas decisiones, afirman, han generado una ruptura entre vecinos y han provocado un clima de tensión que podría prolongarse si no se atiende a tiempo.
Ante este escenario, los habitantes solicitan la intervención de autoridades eclesiásticas para relevar al sacerdote y garantizar el respeto a las tradiciones que dan identidad a la comunidad. Aseguran que no se oponen a la figura religiosa, sino a la imposición de decisiones sin diálogo ni consenso.