Se acabó el nearshoring | Tremores

Tremores. La bravuconería de Donald Trump toma forma, sin importar el impacto que tendrá en la propia economía. Imponer aranceles de 25% a los autos que no se fabriquen en Estados Unidos es un golpe brutal. Y aunque su objetivo es que las ensambladoras regresen a la Unión Americana, para generar empleo a los estadounidenses, esto tardaría y a las propias compañías les costaría demasiado dinero. Las extranjeras, como Nissan y Toyota, ya comenzaron a hacer movimientos para trasladar sus factorías de, por ejemplo, México a territorio gringo. Como si se tratara de una enchilada. Por lo pronto, a partir de mañana, un auto, camioneta, SUV o vehículo pesado, al menos, incrementará su costo desde 10 mil dólares, o unos 200 mil pesos. ¡Imagínese! Sí, el nearshoring está dando sus últimos latidos. ¿Qué pretende Trump? Pues allegarse de dinero para intentar mantener a flote la economía gringa, el famoso “american way of life” y llenarle los bolsillos a sus cuates magnates. Con esta decisión, el presidente de los Estados Unidos confirma algo que muchos expertos han planteado: Es el Estado sometiéndose a los designios del mercado, del dios dinero, de los multimillonarios. Algo que no pasa en China. Si tooooodo ese dinero se usara para, por ejemplo, construir escuelas, hospitales, trenes, carreteras, podría ser, pero va para unos cuantos bolsillos, para la industria militar y patrocinar guerras y masacres, como el genocidio palestino.
¿O no?
El bombero Ebrard
Para evitar que Estados Unidos le ponga otro clavo al ataúd del T-MEC, sin decirlo, el secretario de Economía, con funciones extraoficiales de canciller y embajador, Marcelo Ebrard, está en Washington para entrevistarse con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, para matizar el madrazo trumpista a la economía binacional. En un tuit, o posteo en Equis, Ebrard informó que acudió a la capital gringa por órdenes de la presidenta Claudia Sheinbaum, pues, sin duda, impactará a México. Ya veremos cómo reaccionan las fábricas instaladas en el país, como Volkswagen y Audi, en Puebla; General Motors, Ford, Stellantis, Hyundai/KIA, Honda, BMW, Daimler y Mazda, y todas las proveedoras alrededor de estas. La sacudida que acaba de dar el magnate naranja tendrá consecuencias incalculables.
¿O no?