Adiós al dinosaurio | Tremores

Tremores. El viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI) está cada vez más minimizado en Puebla, luego de que, en las elecciones extraordinarias de este domingo, sólo pusieron dos candidatos: Chignahuapan y Xiutetelco, donde obtuvieron 1.4 y 2.5 por ciento, respectivamente, de los votos. Fiel reflejo de lo que ahora son. Es el resultado de dirigencias inútiles y corruptas, como la que hay a nivel nacional, encabezada por el nefasto Alejandro Moreno Cárdenas, alias “Alito”. Y algunas que no más ni pichan, ni cachan, pero que son como piedritas en el zapato, como la poblana encabezada por el flamante senador indígena, Néstor Camarillo. Es cada vez más baja la presencia del otrora partidazo, que gobernó el país por más de 80 años. Esas viejas glorias sólo quedan en el pasado. ¿Un ejemplo? Muy pocos, se acordaron de su mártir, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en el parque que se ubica en la avenida 7 Poniente y la 5 Sur, cuando antes había harta presencia de notables, ahora se refugiaron en el Comité Municipal, en su viejo edificio de la 5 Poniente para poner una ofrenda floral. No cabe duda, el PRI se muere de a poco. ¿El último clavo en el ataúd? Su “rompimiento” con el Partido Acción Nacional (PAN), el de Mario Riestra, augura funestos resultados, como la pérdida del registro si no alcanzan el 3% de votación en las elecciones del 2027. “C’est fini”. Que alguien ya le dé los santos óleos.
¿O no?

El Efecto “Checo”
No podíamos dejarlo pasar, pero que Sergio “Checo” Pérez fuera tendencia en redes sociales en pleno Gran Premio de China de la Fórmula 1, sin ser piloto en activo, es síndrome de lo que pasa a su anterior equipo, Red Bull Racing. No hubo necesidad que el tapatío saliera a dar una postura, un mensaje en Instagram (su red favorita), ni tampoco dar una declaración incendiaria para que fuera mencionado desde el gigante asiático, pasando por Países Bajos, por Milton Keynes y hasta Guadalajara. Destrozó la narrativa creada en el famoso capítulo 8 de Drive to Survive, la serie de Netflix de la F1, que el culpable de la debacle de la escudería era el mexicano. Y su relevo era inminente por alguien mejor, supuestamente. Y como el Señor Tiempo pone a todos en su lugar, lo que sucedió en el circuito de Shanghái es demoledor. En la Práctica 1, Liam Lawson quedó 18; en la calificación de la Sprint se fue al fondo; en la carrera Sprint, quedó en 14. En la qualy para la principal, el neozelandés no pasó de la Q1 y salió desde pits, y aunque en la competencia finalizó en 12, es engañoso, pues hubo 3 descalificaciones y una penalilzación. Esto, por supuesto, provocó críticas y cuestionamientos incómodos al team principal, Christian Horner, y al asesor, Helmut Marko. ¿Para eso despidieron a “Checo”? Es la pregunta que rondó el paddock durante el fin de semana. Por lo pronto, la rumorología se soltó: que Lawson sería reemplazado por el piloto de RB, Yuki Tsunoda, antes del Gran Premio de Suzuka, en dos semanas. Es más, hay periodistas, del otro lado del charco, que dicen que Red Bull debería hablarle a Sergio Pérez. Es en serio. Por eso afirmamos: el “Efecto Checo” pone las cosas en su donde merecen.
¿O no?