Las dobles varas | Tremores

Tremores. Si un político o política mexicana hubiese promovido a una marca privada, sería un escándalo. Y peor, que el dueño de esa empresa sea, además, funcionario público, que devenga un salario pagado del erario. Eso, obvio, no pasa en Estados Unidos, donde el presidente le hizo publicidad gratis a su vicepresidente de facto, director del Departamento de Eficiencia Gubernamental y dueño de Tesla, Elon Musk. Es como si, en un hipotético caso (pero muy hipotético), la presidenta Claudia Sheinbaum tuviera de asesor económico al miserable de Ricardo Salinas Pliego, y en un afán publicitario, le comprara una motocicleta Italika. ¿Qué harían sus opositores? Obvio, se le irían a la yugular. Guardando proporciones, por supuesto. Pues eso hizo Donald Trump al adquirir un Tesla Model X, presentación que se hizo en plena Casa Blanca. En México se llamaría “tráfico de influencias”, “conflicto de intereses”, entre otros delitos, como “corrupción”. Eso no lo ve la oposición fachera, que un día sí, al otro también, pone como ejemplo de un buen gobierno al de la Unión Americana. Dobles varas para medir.
¿O no?
Reprueban a oportunistas
Como dijimos en la edición pasada de este espacio, los oportunistas miserables sólo acudieron a la marcha denominada #LutoNacional, el sábado pasado, para montarse en una demanda legítima de la sociedad civil. Por ello, en una entrevista para un medio nacional, el integrante del Colectivo Huellas de la Memoria, Alfredo López Casanova, reprobó la presencia de personas impresentables como Javier Lozano Alarcón, expriista, excalderonista, expanista (regresado al redil), exmorenovallista, exvocero efímero de Coparmex. Uno más que se coló a la manifestación fue otro personaje de la picaresca política, Fernando Belaunzarán, que sólo sabe hacer el ridículo, pues ya ni partido tiene, pero que junto con el poblano (sic) estarán buscando cómo seguir pegados a la ubre del recurso público mediante otro partido político. Así se las gastan. Es tiempo de entender que a estos sujetos, junto con otros, no les interesa la gente, ni la democracia.
¿O no?