La mirada al sur global | Tremores



Tremores

Tremores. Huele a BRICS. Vea si no: pues la presidenta Claudia Sheinbaum fue bastante clara en la Mañanera de este martes: “México desde hace muchísimos años privilegió la integración comercial con Estados Unidos, entonces si llegaran a ponerse las tarifas, pues obviamente tendríamos que hacer un redireccionamiento de lo que producimos, que se exporte a otros lados”. Pero ¿quién no lo haría? Ya cumpliste con lo que pidió, y aún así ¿va a ponerlos?, adiós. Bye. Imagine tener que vivir con un perverso, gacho, gandalla, sin escrúpulos… como si tuviera usted -querida, querido lector- a un vecino que se embriaga todos los días, pone su escándalo de música de banda, agrede a quien pase, y si le llegara a reclamar algo, se ofende. Pues así es la relación de México con Estados Unidos. ¿Qué haría usted? Antes de recurrir a la violencia –porque además este vecino gandalla tiene un lanzamisiles, usted, una pistola de diábolos-, emprendería el diálogo. Si de plano no funciona, a buscar en otro lado. Los BRICS son una opción viable, y mejor mandar nuestros productos a mercados más dóciles y menos opresivos. Que Donald Trump se quede con sus aranceles: hay que voltear a ver al sur global.

¿O no?

Tintes mafiosos

Las organizaciones de comerciantes ambulantes, como lo hemos dicho en este espacio en reiteradas ocasiones, actúan como verdaderas mafias. Ahora que se hizo público lo de las cámaras de vigilancia que instalaron en postes de CFE y de alumbrado público, surge la pregunta ¿para qué las querían? Obvio, hacían las veces de “halcones”, esos que avisaban cuando la autoridad se acercaba para aplicar la ley… Daban pitazos, pues. Y esto nos lleva a recordar una anécdota que quien esto escribe que sucedió́ con una de esas organizaciones. En cierta avenida transitada de la ciudad, junto a un Oxxo, se instaló una familia para vender memelas, quesadillas y tacos. Esto, por supuesto, no gustó a un vecino quien, airadamente, reclamó al comerciante “competencia desleal” (vendía tacos de guisados), y luego le echó a la policía. No obstante, esto no se quedó ahí. Dos gorilas, con cara tenebrosa, se apersonaron en el negocio establecido para dialogar con el quejoso. Con un argumento convincente, estos personajes de estilo guarura, le espetaron: “si no dejas de estar chingando, te vamos a quemar tu negocio, con tu familia adentro, tú sabes si la sigues haciendo de pedo”. Sí, quien esto escribe fue testigo de este hecho. ¿Qué pasó? Simple. El vecino cerró su negocio y hasta se fue de la ciudad. A la fecha, el comerciante de delicias gourmet sigue vendiendo, y a diferencia de los gorilas, se lleva bien con los que viven alrededor. Así se las gastan algunas agrupaciones.

¿O no?

Editor: Fabián Sánchez

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