Émulos fascistas | Tremores
Tremores. Sin la altura debida, pequeños en su terruño, los émulos de Donald Trump se envalentonaron, se sintieron Dioses en el Poder (saludos hasta donde estés, Selene) y con el poco valor que creen tener, comenzaron con las amenazas. Pero el más cobarde de todos fue el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, quien montado en el corcel del fascismo repitió la dosis trumpiana: elevar aranceles a las importaciones mexicanas. Pffff. Ese mismo que violó nuestra soberanía cuando mandó a asaltar la Embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien había pedido asilo político. Ese personaje, Noboa, no vive ni en su país, sino en Miami, donde están su esposa e hijos, y viaja constantemente al paraíso gringo. Ese mismo que da tumbos para sostenerse en el poder por las marchas multitudinarias. Es un millonario con ansias de poder y poco cerebro, pero que va a enfrentar elecciones presidenciales el 9 de febrero, para el período 2025-2029. Ahora sabemos qué busca: la reelección. Por eso los aranceles, nada más. Noboa y su partido, Movimiento Acción Democrática Nacional (ADN), son como el PRI, o Movimiento Ciudadano, de tendencia progre “buena ondita”, pero con más cercanías a la derecha. Así se las gasta este personaje de quinta. Bien decía Albert Einstein: “Dos cosas son infinitas; el universo y la estupidez humana, y no estoy seguro sobre el universo”.
¿O no?
Orden a los cadeneros
Hay un grupo de personajes que operan bajo el manto de la noche, en el rubro de la fiesta, la parranda, los antros y bares: los famosos cadeneros. Este grupo de gorilas tienen más poder que el dueño del establecimiento para el que trabajan. Literal. Deciden quién entra y quién no; con una módica cantidad pueden recibir a personajes indeseables; si los tratas bien, te consienten, pero si por sus pantalones (es horario familiar) les caes mal, se juntan y golpean sin que nadie haga nada. Esto ha sucedido desde los 80’s y 90’s; nacieron para darle flujo a la entrada de gente y evitar aglomeraciones, o para que no hubiera sobrecupo. Eran necesarios en las discos poblanas del siglo pasado, como el Faces, News, Página, Cuche’s, Pagaia, La Boom y Baby, entre otros, donde estos malandrines vestidos de negro, con walkie -talkie, cara dura y grandotes dejaban afuera a las y los morenos y permitían el paso a los güeros con billete y carrazo. Con el auge de las redes sociales, con muchos teléfonos dispuestos a grabar, se hacen virales las golpizas de los cadeneros a comensales, con sus consabidos abusos, como robos de carteras y joyería. Han existido siempre y la impunidad perdura.
¿O no?