Heredero del rencor | Dobleces
Con hermetismo y la venia de Dante Delgado, Jorge Álvarez Máynez fue ungido como presidente de Movimiento Ciudadano. Con este relevo generacional, el partido naranja simuló un acto democrático y asegura la extensión del proyecto dantista, sustentado en la política de choque y rencor con la oposición.
Dante Delgado se convirtió en más de dos décadas, en el caudillo del partido “fosfo-fosfo”. Aunque, ahora, parece su retiro político, no heredó el poder. Sólo lo compartió. El dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, llevaba nueve años en total en el cargo, con un breve receso entre 2018 y 2021, en el que presidió el legislador Clemente Castañeda. Sin embargo, el partido es su hechura y sus fobias hacia el PRI, PAN y PRD.
Hacia 1999, el nacimiento del partido Convergencia por la Democracia tuvo su raíz priista germinada por Dante Delgado Rannauro. Su pasado como alumno de Fernando Gutiérrez Barrios es indeleble en su historia política y al mismo tiempo fue su patíbulo político.
Dante Delgado detesta a todos los partidos con los que a lo largo de 20 años llevó a cabo alianzas y no logró un crecimiento exponencial de su partido. Incluido el PRI que fue el partido con el único que no ha hecho alianza, pero le guarda un recelo porque fue la vieja estructura partidista la que impulsó su estancia en el penal de Pacho Viejo.
La historia de Dante Delgado frente a los demás partidos es de choque, rencillas y rencores, eso es la herencia para Álvarez Máynez. Con el PAN no obtuvo los mejores resultados en 2018 y del PRD fue comparsa por más de 18 años, hasta que la relación la reventó el choque entre Delgado Rannauro y su desplazamiento por parte del grupo compacto de Andrés Manuel López Obrador.
Ahora, Álvarez Máynez apuesta por ganar gubernaturas más allá de Nuevo León y Jalisco. Sin embargo, su aspiración por ganar el Estado de México es lejana. En 2023, Dante Delgado cerró los espacios de Movimiento Ciudadano en la entidad y ni alianza ni candidato al gobierno. Es teoría política elemental sin aspirantes fuertes a una contienda electoral, la militancia se atomizó.
La única apuesta del nuevo dirigente son los niños y los jóvenes; sin embargo, el partido solo se queda en jingles pegajosos y en una aspiración milenarista. Movimiento Ciudadano no es un partido de largo aliento. En los últimos cinco años se consolidó como un partido antiPRI. No por su oposición al partido que defenestró a Dante Delgado sino por los espacios que abrió a exmilitantes del partido tricolor resentidos con la dirigencia actual de Alejandro Moreno.
Y es que la supuesta mística del silencio de emecé se sustenta en la filosofía dantista de que “la política se hace, no se declara”. Sin embargo, por el tamaño político de Jorge Álvarez Máynez, el nuevo dirigente ve un partido de grandes dimensiones, aunque, es un partido de 390 mil 566 militantes. Tampoco es un partido con millones de empadronados. Es una ínsula y pago a quien funcionó como candidato por dedazo en junio pasado.
@imendozape