Tremores. Una foto, que llevamos en nuestra portada, habla más que mil palabras. Del lado izquierdo: Francisco Garduño Yáñez, a su lado, Sergio Salomón Céspedes Peregrina. El presente y el futuro del Instituto Nacional de Migración. El gobernador del estado lo recibió en Puebla para dar el banderazo de salida al programa Héroes Paisanos. Simbolismo puro. Por supuesto que este hecho tiene el aval de Palacio Nacional. Es un guiño de Claudia Sheinbaum, creemos, hacia el poblano, a quien espera en la capital del país para que, a partir del 15 de diciembre (seguramente), asuma la conducción de la política migratoria. ¡Y en qué contexto! Con Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos, a partir del 20 de enero de 2025, con la amenaza de expulsar a millones de migrantes; las caravanas que vienen del sur, los maltratos a los indocumentados en prácticamente toda la República y el acecho del crimen a quienes atraviesan territorio nacional. Por lo pronto, Garduño se va con una manche grave en su haber, por el incendio de la estación migratoria de Ciudad Juárez, en el que murieron 40 personas, por el que continúa un proceso penal. Y Sergio Salomón está disfrutando sus últimos días al frente de la administración, inaugurando obras y dejando la casa limpia para Alejandro Armenta.

¿O no?

A propósito de Silvia Pinal

El legado de la diva del cine mexicano, doña Silvia Pinal, es insuperable. Actuó con las figuras más icónicas de la época de oro: Germán Valdés “Tin-Tan”, Mario Moreno “Cantinflas”, Pedro Infante, los hermanos Soler, entre muchas luminarias que se volvieron leyendas de la actuación. Pocos en el mundo tienen en su haber 92 películas filmadas (hasta fue censurada por el Vaticano, por “Viridiana”), infinidad de capítulos de una de las series dramáticas por excelencia de la televisión, “Mujer, Casos de la Vida Real”. Además de varias telenovelas. En fin, su herencia, igualmente, traspasó generaciones: una hija cantante (Alejandra Guzmán) y otra actriz (Sylvia Pasquel). Escándalos y polémicas que giraron en torno a su vida personal… tuvo, literal, de todo. Hasta quiso, en algún momento, ser la primera mujer presidenta de México, en una época en la que los hombres cooptaban todos los espacios de poder. Lo soñó. Aun así fue titular del DIF de Tlaxcala, pues su esposo de ese entonces, Tulio Hernández, fue gobernador de dicha entidad, de 1981 a 1987. En 1991 se afilió al PRI, quien la abanderó para ser diputada federal y senadora de la República. ¿Cómo son las cosas?, todavía le tocó ver la asunción de una mujer a la primera magistratura del país, Claudia Sheinbaum.

Descanse en Paz

Editor: Fabián Sánchez