Unidad y división en partidos | Tremores



Tremores

Tremores. A menos de un mes de que se dé el relevo en el Gobierno del estado, las cosas empiezan a tomar su cauce. Este fin de semana, se llevó a cabo el cambio en la dirigencia estatal del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), donde Olga Lucía Romero Garci-Crespo será quien lleve las riendas del instituto. Fue el resultado de una serie de consensos entre las diferentes corrientes, pero también por el factor unidad con el que tomará Alejandro Armenta la administración estatal y el liderazgo político de Puebla. Así, tal cual. Por ello, no resulta sorprendente que en otras esferas del espectro ideológico estén dándose hasta con la cubeta. Hay una excepción: Movimiento Ciudadano, en el que Fedrha Suriano resultó electa, con la aprobación de su consejo, y es la institución que ha sabido tomar las decisiones correctas. No así el PAN, que después de la elección a la dirigencia nacional quedó más dividido que antes del 2 de junio. La llegada de Jorge Romero Herrera levantó la ceja en más de dos militantes blanquiazules, pero más que nada, sacó lo peor de sus rivales, de las demás corrientes: la calderonista y los fundadores. Como se viene repitiendo desde aquella fatídica noche del primer domingo de junio: no entienden nada. No han sabido leer el resultado de las urnas. Es más, siguen con la misma forma de hacer política: reaccionaria. Y su único proyecto, real, vino de otro impresentable: Marko Cortés, quien envalentonado, pidió que se apruebe en el Congreso una iniciativa para calificar de “terroristas” a las organizaciones del crimen organizado, para que, ahora sí, venga el Tío Sam con sus bombas y acabe con los narcotraficantes. ¡Brillante! De ahí en fuera, nada. Todo ha sido crítica, tras crítica, tras crítica, tras crítica. En fin, luego no se quejen que les den otra arrastrada en las urnas. ¿Y del PRI? Pues solito ha cavado su tumba, rompiendo su propia historia. Así las cosas de cara al 14 de diciembre.

¿O no?

La tercera, a la vista

Sí, cada vez suenan con más fuerza los tambores de guerra. La Tercera Contienda parece más cerca. Y más con las decisiones estúpidas de esos grandes líderes y estadistas que la oposición en México le prende veladoras. La última, que acaba de aprobar el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, es muy peligrosa. Avalar que Ucrania use misiles de largo alcance contra Rusia es un paso más a una escalada que ya puso a temblar a medio mundo. Por supuesto que desde el búnker de Donald Trump ya respingaron, pues no ayuda a que cumpla su promesa de campaña: de acabar con la guerra ucraniana en 24 horas. ¿Por qué el cambio de maniobra? Porque, según, hay 10 mil combatientes norcoreanos en el frente. Nada confirmado, son puros rumores de Inteligencia. Y si así fuera, Rusia está en su derecho de convocar a sus aliados, lo dice el derecho internacional. Ah, pero eso sí, una veintena de países están mandando material militar a Ucrania, pero su rival no. Qué chistosos, todo es a conveniencia. Gandallas. Eso sí, la guerra, cualquiera, sólo deja una estela de muerte y destrucción. Por eso no nos invaden los aliens.

¿O no?

Editor: Fabián Sánchez

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