Karma… y lo que falta | Tremores



Tremores

Tremores. Las afrentas tarde o temprano se pagan. Karma, le dicen los enterados gurús de la espiritualidad humana. Y esto lo debería saber la senadora suplente del Partido del Trabajo, Denisse Ortiz Pérez, la expanista, exdiputada y exfuncionaria del Sistema Estatal DIF, donde su trabajo no fue, digamos, impecable. Y más tratándose de una dependencia que es la imagen amable de un gobierno. Si no lo recuerda, hay un expediente muy largo y muy sucio sobre su trabajo, en el que se exponen algunas circunstancias deleznables, típicas de regímenes del pasado, como pedir diezmo y hasta la mitad de los sueldos a los empleados. Ese agravio no se ha olvidado, es más, el presunto delito todavía no prescribe. Lo malo, para ella, es que ya no está doña Charito para protegerla. Aunque haya jurado en la tribuna de la Cámara Alta con la mano izquierda. Enhorabuena por sus 20 horas de gloria.

¿O no?

A toro pasado…

Qué fácil es hablar cuando el destinatario del mensaje anda ausente. Eso tiene un adjetivo. Pues lo que hizo este miércoles el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, no tiene cuate (para no decirlo más feo). A más de un mes de que Andrés Manuel López Obrador dejó la Presidencia de la República, ahora sí sale, muy valientito, el vocero de la élite gringa a vociferar. Criticó la estrategia de “abrazos, no balazos” del exmandatario; derramó hiel cuando afirmó que la Unión Americana iba a invertir 32 millones de dólares para combatir la inseguridad. ¿Lo malo? Esa palabra, invertir, es la mejor forma para esconder un burdo “injerencismo”, algo con lo que no estaba de acuerdo AMLO. ¿Qué les arde? Que el expresidente haya sido el único, desde por lo menos el siglo pasado, que les puso límites, frenó los abusos en los que se metieron con el pretexto de “asuntos de seguridad nacional”. A Estados Unidos se le da ser metiche, el embajador, aparte de chismoso, cobarde. Acaba de cerrarse una puerta con la presidenta Claudia Sheinbaum. Pero, a pesar de todo, lo entendemos. Está a punto de terminar su encargo, pues dudamos que Donald Trump lo mantenga; y para conservar el hueso, quiere mostrar “mano dura” y sólo hace el ridículo. ¡Ya siéntese, míster!

¿O no?

Estampas para el recuerdo

La neta, algo que sí debemos agradecer a los políticos son las estampas que quedarán en el anecdotario popular. En las redes sociales inventaron que la senadora ultraconservadora, Lilly Téllez, tenía un amorío, o es crush (como dice la chaviza) con el presidente de la Cámara Alta, Gerardo Fernández Noroña. Pero la sonorense ha protagonizado dos hechos lamentables, o hilarantes. El llamar “bellaco” al petista en plena discusión de la Reforma Judicial, quitó tensión a ese debate. O como lo que hizo este ombligo de semana en el Salón de Plenos, pues la experiodista aventó unas monedas a Cynthia López Castro, la que cambió de camiseta, de tricolor a guinda, en señal de traición. Pero lo mejor es la cara del propio Noroña, quien no pudo contener la risa. Anécdotas legislativas.

¿O no?

Editor: Fabián Sánchez

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