Deconstruir al hombre poblano: urgencia y resistencia
Por: J. Rigoberto García Vargas
Igualdad Ni Más Ni Menos, A.C.
Hablar de la violencia contra las mujeres en México y en Puebla es hablar de una herida abierta, hurgada constantemente por el papel que juega la forma en que la cultura y sociedad poblanas definen la manera de pensar, sentir o actuar de sus hombres, impidiendo que una curación tenga lugar.
Sigue el canal de MGM Noticias en WhatsApp ¡Haz clic aquí!
Las paradojas siguen siendo los avances legislativos, las campañas de sensibilización, el endurecimiento de las leyes, la creación de nuevos tipos penales… Sin embargo, la masculinidad hegemónica sigue friccionando esta herida, empeorando cada vez más su situación.
Entre enero y septiembre de 2023, los feminicidios en México aumentaron un 47% respecto al mismo periodo de 2022, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
En Puebla, la situación es igualmente alarmante: el Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) de la IBERO Puebla estima que ocurre un feminicidio cada siete días, una tragedia que refleja la persistencia de una violencia estructural que no cede.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) coincide con los hallazgos de la IBERO Puebla: 7 de cada 10 poblanas han experimentado algún tipo de violencia. Estas cifras son el reflejo de un sistema que sostiene a un hombre moldeado por el control, la fuerza física, la negación de su vulnerabilidad y una predisposición a la violencia. Esto forma parte de un entramado social que premia la agresividad y condena la empatía, reforzando un ciclo de violencia que afecta tanto a las mujeres como a los propios hombres.
Desde la perspectiva de GENDES, A.C., como se detalla en el documento “NOPOR… SER HOMBRE”, el cambio solo puede darse si se transforma la manera en que los hombres son socializados, desafiando los roles tradicionales que han perpetuado el dominio y la violencia.
En lugar de aceptar que la solución se encuentra únicamente en reformas legislativas, el enfoque debe ser profundo y personal: cambiar la forma en que los hombres se perciben a sí mismos y sus relaciones con los demás.
La “Agenda Pública 2024 para la Igualdad Sustantiva en México” enfatiza la necesidad de incluir a los hombres en la estrategia de cambio social, destacando que la deconstrucción de los roles de género es fundamental para erradicar la violencia. Esta es una condición sine qua non para enfrentar un problema que dañado a ambos sexos.
En este sentido, la deconstrucción no es solo una cuestión de políticas públicas; es una cuestión personal. Significa aprender a sentir sin que ello se perciba como una amenaza a la propia identidad. Significa aceptar que la verdadera fortaleza radica en la capacidad de cambiar, de renunciar a ciertos privilegios y aceptar que hay formas de ser hombre que ya no tienen cabida en una sociedad que busca la igualdad.
En lugar de seguir encerrados en ese caparazón de la masculinidad hegemónica, debemos permitirnos emerger de él, redefinir lo que significa ser hombre y aceptar que hay una forma de vivir sin violencia, tanto hacia los demás como hacia uno mismo.
Redefinir lo que significa ser hombre se convierte en una invitación a vivir de manera distinta, sin recurrir a la violencia, ni hacia los otros ni hacia uno mismo. Se trata de adoptar valores como el respeto y la empatía, fomentar una cultura del buen trato y aceptar la vulnerabilidad como una parte esencial de una vida más equilibrada y auténtica.