De la liberación de Marín, la reapertura de la autopista México-Puebla y la elección panista | Historias de un joven reportero



GerardoRuiz

Ni la mente más creativa del mejor guionista de cine hubiera sido capaz de crear la historia que los poblamos vimos a lo largo de este sexenio maldito.

En estos últimos seis años ha pasado de todo en Puebla.

Desde fenómenos naturales no vistos en décadas como las inundaciones y las altas temperaturas, que rompieron récords en la entidad, o las lluvias de ceniza del Popocatépetl, la constante inestabilidad política del estado y escenas de terror como balaceras, persecuciones y ejecuciones en las zonas residenciales y exclusivas de la capital, la cual –hasta hace unos años– era un territorio blindado y ajeno a la realidad que se vive en el resto del país.

Del 2018 al 2024, presenciamos la muerte de dos gobernadores en funciones, de un exgobernador; el cambio en la titularidad del Ejecutivo local en siete oportunidades; dos elecciones ordinarias estatales, una ordinaria; la designación en dos oportunidades por parte del Congreso del estado de un gobernador interino y uno sustituto; y muchos, pero muchos plot twist, que nadie hubiera predicho.

Quién hubiera imaginado al inicio del actual gobierno, que comenzó la fallecida panista Martha Erika Alonso y que culminará el morenista Sergio Salomón Céspedes, que Rafael Moreno Valle estaría muerto, que Mario Marín al fin sería encarcelado y excarcelado por el caso de Lydia Cacho, que Javier López Zavala estaría preso por feminicida, que la izquierda por fin gobernaría el estado y que su primer gobernador, Miguel Barbosa, moriría en funciones.

Que el PAN estaría otra vez en manos de El Yunque peleándose por el control del partido y no por puestos en el gobierno, que el PRD va a desaparecer y que PRI se encamina a la extinción como partido político sin ningún diputado por el principio de representación proporcional y que sus principales cuadros ya renunciaron al tricolor y ahora son notables cuadros afiliados y trabajando a favor de Morena.

La liberación de Marín Torres, apegada a derecho o no, es el colofón perfecto a un sexenio maldito, al que todos nos sorprendió con sus constantes giros y cambios de escenarios sociales y políticos, que sumieron a Puebla en un constante ambiente de inestabilidad y falta de certidumbre para los gobernantes y sus gobernados.

Las autoridades que iniciarán pronto sus funciones deberán pronto darle vuelta a la página de todo lo sucedido en los últimos seis años y trabajar, como ya lo ha comenzado a hacer el gobernador electo Alejandro Armenta, en una verdadera reconciliación política y social.

La crisis de seguridad será la principal tarea que el futuro mandatario poblano, así como los 217 alcaldes, tendrán en sus manos.

El tejido social en Puebla está más que descompuesto.

Como lo he mencionado en entregas anteriores, el estado y los poblanos merecen un sexenio lleno de paz y estabilidad después de lo visto en el pasado reciente.

Esperemos que en los pocos meses que le quedan a este sexenio maldito ya no haya más giros ni sorpresas.

¡Qué película nos tocó ver en Puebla en los últimos seis años!

Se acabó la semana de terror en Puebla.

El estado, como jamás había pasado, estuvo sitiado por casi siete días luego de un copioso número de habitantes de diferentes municipios de la entidad y de otras decidieron tomar la autopista a México, el Arco Norte, la federal a la CDMX y la carretera a Chignahuapan.

Las pérdidas económicas alcanzaron los cientos o miles de millones de pesos ante las decenas de camiones y tráileres comerciales varados en las vías tomadas.

Si bien es cierto que la respuesta por parte del estado y la federación pudo llegar antes, también se debe de aplaudir la excelente y probada capacidad de Javier Aquino al frente de la Secretaría de Gobernación para destrabar el conflicto con los vecinos de Santa Rita Tlahuapan.

Aquino Limón demostró que está a la altura del cargo y que es un experto en la negociación política.

Esperemos ahora que los acuerdos entre las partes se respeten y que los poblanos y las personas que utilizan las carreteras que cruzan por la entidad no tengan que volver a vivir por lo que pasaron durante la última semana.

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Con la definición del método de selección para la nueva dirigencia nacional del PAN, varios interesados en la dirigencia estatal quisieron llevar agua a su molino.

Aunque en la historia del Acción Nacional siempre los Estados son tema aparte porque se analiza su situación particular para definir el método y las características para la convocatoria de renovación de sus dirigencias, ahora resulta que en automático para Puebla quieren elección abierta a militantes.

Curioso también que se trata de las mismas personas que tienen vínculos con militantes a los que se les iniciaron procesos de expulsión, tema que quisieron atribuir a una vendetta política, pero no le entraron de fondo a explicar su cercanía (incluso familiar) con esas personas.

Y, claro, prefieren no meterse ahí porque saben que esas personas en vías de expulsión siguen siendo sus operadores al interior del PAN y en un escenario de votación abierta a la militancia tendrán la posibilidad de influir en este proceso interno.

En los próximos días se sabrá no solo de estas cercanías con militantes expulsados del PAN, sino también con militantes de otros partidos que despachan como funcionarios de alto calibre.

Atentos.

Por: Gerardo Ruiz

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