Claudia Sheinbaum entra a la lista de personas con más estilo de 2025 del New York Times
El New York Times incluyó a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en su lista de las 67 personas con más estilo de 2025, destacando su apuesta por portar prendas elaboradas por artesanas de diversas comunidades indígenas. El medio estadounidense subrayó que la mandataria ha convertido estos textiles en un sello personal y también en una postura política frente al plagio de diseños tradicionales por parte de grandes marcas.
El reconocimiento llega en un momento en el que la imagen pública de Sheinbaum ha evolucionado significativamente. De un estilo más sobrio durante sus primeros años en la política, la presidenta pasó a integrar de manera constante huipiles, bordados y piezas artesanales durante su campaña presidencial, y posteriormente en actos oficiales, giras internacionales y encuentros diplomáticos.
Sheinbaum ha contado que su vínculo con esta tradición proviene de su madre, Annie Pardo, quien la introdujo desde niña a la compra y aprecio de prendas elaboradas por mujeres artesanas, especialmente en regiones como Ometepec, Guerrero. Ese legado familiar hoy se refleja en los mensajes culturales y sociales que su vestimenta transmite.
Detrás de las prendas que utiliza la presidenta se encuentra el trabajo de diseñadoras y artesanas como Olivia Trujillo Cortez —autora de su vestido de boda y del saco púrpura usado en la Cumbre del G7—, así como Claudia Vásquez Aquino, responsable de los bordados de su vestido de toma de protesta. Otras creadoras, como Thelma Islas Laguna y Crystel Martínez Torres, también han participado en la confección de piezas personalizadas para la mandataria.
El New York Times destacó además que el gobierno federal ha intervenido públicamente en casos de apropiación cultural. En 2025, Sheinbaum condenó el uso no autorizado de diseños indígenas en una colaboración entre Adidas y el diseñador Willy Chavarría. La reacción derivó en disculpas públicas y en el avance de una iniciativa para sancionar legalmente el plagio de creadores comunitarios, reforzando así el discurso de protección del patrimonio textil mexicano.




