Científicos aclaran el origen de los “perros azules” de Chernobyl: no es radiación
Las imágenes de perros callejeros con manchas azuladas en la zona de exclusión de Chernobyl desataron curiosidad y teorías en redes sociales. Usuarios sugirieron desde mutaciones genéticas hasta adaptaciones evolutivas provocadas por la radiación. Sin embargo, especialistas ya desmontaron las especulaciones: el color no tiene nada que ver con efectos nucleares.
Las fotografías fueron difundidas por la página The Dogs of Chernobyl, un proyecto que documenta la vida de los animales que aún habitan la zona afectada por el desastre de 1986. Ahí comenzaron a circular versiones que atribuían el extraño color a la contaminación radiactiva del entorno, alimentando un nuevo ciclo de desinformación.
De acuerdo con el científico Timothy Mousseau, de la Universidad de Carolina del Sur, la explicación es mucho más simple. Los perros se habrían revolcado en residuos provenientes de un baño químico volcado, lo que impregnó su pelaje con pigmento azul. “No es mutación ni radiación: es comportamiento típico de perros”, señaló el investigador al descartar cualquier vínculo con la exposición nuclear.
La presencia de estos animales en Chernobyl tiene su propia historia. Tras la explosión del reactor en 1986, más de 120 mil personas fueron evacuadas con la instrucción de dejar atrás a sus mascotas. Muchos perros sobrevivieron de manera independiente y, pese a intentos iniciales de sacrificio, trabajadores y voluntarios se organizaron para cuidarlos.
Desde 2017, la organización Clean Futures Fund coordina el programa Dogs of Chernobyl, con el que veterinarios y especialistas esterilizan, vacunan y monitorean a más de 250 perros que aún viven cerca de la central. El objetivo es controlar su población y garantizarles mejores condiciones en un entorno que sigue siendo complejo, pero donde la radiación —al menos en este caso— no les pintó de azul.



