Una persecución entre grupos criminales desató la tarde del 18 de noviembre una balacera que inició en territorio poblano y terminó en Veracruz, dejando al menos cinco personas sin vida. El episodio encendió las alertas en varias comunidades limítrofes, donde los habitantes se resguardaron ante el avance sostenido de los disparos.

El primer reporte surgió en Atzitzintla, Puebla, donde vecinos alertaron sobre sujetos armados que se perseguían a bordo de camionetas. La violencia no quedó contenida en la zona; los disparos se extendieron hacia la carretera Xometla–Loma Grande, en una ruta que atravesó varias localidades antes de cruzar la frontera estatal.

A lo largo del trayecto, residentes llamaron al 911 para denunciar el paso del convoy armado. El miedo se intensificó conforme los disparos avanzaban de pueblo en pueblo; en algunas zonas, los casquillos localizados después sumaron más de un centenar.

La persecución concluyó finalmente en la comunidad de Texmol, en el municipio veracruzano de Mariano Escobedo. Ahí quedaron dos camionetas rafagueadas y los cuerpos de cinco personas, presuntamente integrantes de los grupos que disputan el control del corredor.

Tras el ataque, autoridades estatales y elementos de la Guardia Nacional desplegaron un operativo para asegurar el área y recolectar indicios. El hecho ocurre un día después del asesinato de un hombre en la Central de Abasto de Puebla, en un contexto de creciente tensión por la presencia del crimen organizado en la región.