Sheikh Hasina, ex primera ministra de Bangladesh, fue condenada a muerte por un tribunal de crímenes internacionales del país, que la declaró culpable de incitar y ordenar la represión violenta de las protestas estudiantiles de 2024, las cuales dejaron hasta 1,400 muertos y miles de heridos.

El fallo señala que Hasina, actualmente exiliada en India, ordenó ejecuciones extrajudiciales y el uso de fuerza letal, incluyendo drones y helicópteros, contra manifestantes.

Hasina rechazó la sentencia y acusó al tribunal de motivaciones políticas. El Gobierno interino, encabezado por Muhammad Yunus, considera el proceso un paso para restablecer la rendición de cuentas, mientras que simpatizantes de la Liga Awami advierten que bloquearán las elecciones de 2025 si no se permite el retorno del partido.

La condena ocurre en un clima de creciente violencia y tensión política en Dacca, donde las autoridades reforzaron la seguridad tras nuevos disturbios.