El municipio de San Salvador Huixcolotla, en el llamado Triángulo Rojo, amaneció sin policía municipal. Todos los elementos de la corporación presentaron su renuncia luego del ataque armado del fin de semana que cobró la vida de tres agentes —entre ellos la comandante Yusmani Monterrosas Apolinar— y dejó la patrulla destrozada por más de 90 disparos.

El atentado ocurrió sobre el bulevar Cuauhtémoc, a la altura de la avenida 16 de Septiembre, cuando al menos siete hombres armados emboscaron a los oficiales y dejaron en el sitio una narcomanta con amenazas ligadas a grupos criminales que operan en la zona. Tras la masacre, los policías municipales entregaron sus armas y uniformes, alegando falta de condiciones de seguridad.

Las instalaciones de la comandancia fueron cerradas y las patrullas quedaron bajo resguardo estatal. El titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Francisco Sánchez González, aseguró que la Policía Estatal y la Guardia Nacional asumieron el control operativo del municipio para garantizar la protección de la población.

Mientras tanto, la Fiscalía General del Estado mantiene abiertas varias líneas de investigación sobre el atentado, que se enmarca en una disputa territorial entre células del crimen organizado. En Huixcolotla, el miedo se impone y la incertidumbre marca los días tras la renuncia masiva de su fuerza policial.