Alertan sobre posibles psicosis y delirios por uso excesivo de chatbots

Expertos advierten que la interacción prolongada con chatbots y plataformas de Inteligencia Artificial Generativa (IAG) podría generar delirios y psicosis en personas con ciertas condiciones, especialmente en quienes viven en soledad. La doctora Cimenna Chao Rebolledo, directora general de Planeación Estratégica e Innovación de la Universidad Iberoamericana (Ibero), señaló que, aunque no es un diagnóstico clínico oficialmente reconocido, se han documentado casos de lo que algunos especialistas llaman psicosis inducida por IAG, en la que los usuarios pierden contacto con la realidad tras un uso excesivo de estas herramientas.
Chao Rebolledo explicó que algunas personas llegan a creer que la inteligencia artificial es un ser sintiente que comprende y ayuda, funcionando como terapeuta o confesor. Entre los posibles síntomas se incluyen alteraciones de la percepción, aislamiento social, ansiedad, paranoia y comportamientos autolesivos o violentos. La especialista recordó que esta idea, que hace años parecía parte de la ciencia ficción, ya se había abordado en el cine, como en la película Ella (2013), donde un escritor desarrolla una relación con un sistema operativo llamado Samantha.
En la vida real, se han reportado casos en redes sociales de rupturas de pareja vinculadas a la dependencia emocional hacia sistemas como ChatGPT, que simulan cada vez más una interacción humana auténtica. “Aunque no existe evidencia científica concluyente sobre las causas de este fenómeno, sí hay documentación anecdótica de usuarios y sus familiares que sugiere la existencia de una psicosis inducida por IAG”, afirmó Chao Rebolledo.
La especialista señaló que estas herramientas están diseñadas para enganchar a los usuarios, favoreciendo a las empresas que las desarrollan. A diferencia de redes sociales como Instagram o TikTok, los chatbots permiten interacciones dinámicas en tiempo real, lo que puede llevar a que los usuarios crean que la inteligencia artificial siente y comprende emociones, cuando en realidad solo simula un comportamiento empático.
Además, los chatbots tienden a reforzar la adulación, haciendo que los usuarios perciban que todas sus ideas son valiosas, lo que puede generar interacciones tóxicas. Para abordar este fenómeno, Chao Rebolledo propuso cuatro tipos de psicosis inducida por IAG: confusión con la realidad, falso vínculo afectivo, mesianismo y consejero existencial o terapeuta. Estos comportamientos incluyen desde creer que la tecnología controla personas u objetos, hasta asignar sentimientos de amor al bot o considerarlo un guía existencial que confirma ideas destructivas.
Ante estas situaciones, la Universidad Iberoamericana promueve un uso ético y responsable de la inteligencia artificial, enfatizando que estas herramientas están diseñadas para interactuar, pero no para sustituir relaciones humanas ni atención profesional de salud mental.