Mejorar la raza

¿México es un país racista? Bueno, según tu tía la Chiquiiiis o tu tío Fraaan (pronunciando con el alargamiento típico de la internacional fresa), claro que no; por supuesto, ellos, como muchos y muchas mexicanas no se juzgan racistas, pero opinan que esa persona morena que tiene una camioneta último modelo o se dedica al crimen organizado, tiene bodegas de cebollas en la central de abastos o canta grupera. Obvio, no pensarán que se ha ganado el dinero de forma honrada o que lo ha heredado pues para ellos una persona adinerada es blanca, de familia con alcurnia, con apellido de “prestigio”, usualmente de origen europeo y siempre ha tenido dinero. Por tanto, esa camioneta sí va de la mano con una persona blanca, porque lo merece, es decir, no lo hurta, lo hereda. Eso, es racismo, sin duda.
Pero ¿tú eres racista? Bueno, si has dicho o te has reído de frases como “pelo a la cintura, gata segura”; “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hizo compadre”; “trabaja como negro para vivir como blanco”; “cásate con un güero, para mejorar la raza”; entre muchas otras, siento decirte que eres racista.
Según nos dice Federico Navarrete en su libro “México Racista, una denuncia” (2016), los “mexicanos practicamos sistemáticamente esta forma de discriminación contra nuestros compatriotas que tienen un color de piel más oscuro, contra los indígenas y los afromexicanos, contra los inmigrantes, contra los extranjeros y contra todos aquellos que nos parecen diferentes e inferiores”.
El racismo puede ser una práctica cotidiana, aparentemente imperceptible y en mucho oculta por el chiste; o quizá ha sido fomentado por el Estado, disfrazado de política pública de integración. Ejemplo de lo anterior es la castellanización a través de la educación formal que vivieron por décadas comunidades originarias de nuestro país con una clara disciminación a su lengua y modos de vida. Recordemos ese niño otomí que no hace mucho fue quemado por sus compañeros en Querétaro pues según ellos -y su maestra, de paso- no hablaba bien el español.
Pero, ¿las razas existen? Bueno, según nos informa un reportaje de la BBC, publicado en julio de 2020, se han realizado estudios que determinan “que la secuencia de bases (…) en el ADN humano es idéntica al 99,9%, lo que demolió por completo la posibilidad de encontrar un parámetro fiable para definir las razas”. Esto es que, biológicamente no existen las razas, todos somos Homo sapiens, provenientes de diferentes regiones y con características físicas propias, nada más. La categoría de raza y su perversión en racismo son un invento social que surgió en Europa para justificar la explotación de sus colonias en África, Asia, América y Oceanía.
Anibal Quijano nos dice que las “nuevas identidades históricas producidas sobre la base de la idea de raza, fueron asociadas a la naturaleza de los roles y lugares en la nueva estructura global de control del trabajo”, esto es que, desde la idea de raza, también se otorgaron tipos de actividades por color de piel: blancos, patrones; todos los demás, servidumbre.
Hoy, el círculo perverso raza-explotación sigue con mucho éxito pues, cuando un moreno discrimina a otro por ser moreno, el modelo ha triunfado.