Xenófobos sin Fronteras

¿Has escuchado frases como estas?: “Esos albergues para inmigrantes también los están instalando en muchas zonas de España… Los índices de delincuencia, robos, crímenes y violaciones se están disparando, y en la gran mayoría de casos, son inmigrantes los que los cometen” o “Pobres de los colonos, tener que aguantar gente que sabemos que sus costumbres y modales no son de lo mejor, empezarán los problemas y enfrentamientos con los vecinos” ¿Parecen dichas por un MAGA que apoya las políticas de Trump no? O quizá suene a lo que diría un partidario del ultraderechista Vox en España, o la primera ministra italiana o el presidente de Hungría, ambos ultras también. Pues no, son voces de personas mexicanas que se manifestaron en contra de la construcción de albergues para migrantes en la Ciudad de México hace unos días. Desafortunadamente, escuchamos cada vez más estos discursos de manera cotidiana.
El mundo cuenta con unos 280 millones de personas migrantes, según el Informe sobre las migraciones en el mundo 2024 de la ONU. Y, según una encuesta sobre migración elaborada en 2024 por el diario El País, en España, el “57,2% piensa que [los migrantes] son ‘demasiados’. (…) tres de cada cuatro vinculan la inmigración a conceptos negativos como inseguridad o desempleo (pese a que la mayoría afirma tener buenas experiencias con ellos a nivel personal o en el trabajo)”. En México, de acuerdo con el estudio “Perspectivas sobre las personas migrantes, su trayectoria y estancia en el territorio mexicano” elaborado por el Centro de Opinión de la Universidad del Valle de México, “28% opina que quitan oportunidades laborales a los mexicanos”.
Pero ¿qué es lo que los hace temerles, verlos con recelo o incluso odiarlos? ¿Hay razones reales para hacerlo? Según un estudio realizado en Alemania, no existe correlación entre el aumento de la migración con el aumento de la delincuencia, como han sostenido representantes del partido ultraderechista Alternativa para Alemania. Tampoco tenemos información fidedigna, ni en México ni en Estados Unidos, que sustente la “amenaza migrante”. Lo que sí tenemos aquí, en Europa, Estados Unidos y por todos lados, es algo que se llama xenofobia que, según el diccionario en línea de la Academia Española de la Lengua, es “fobia a lo extranjero o a los extranjeros”. Esta fobia, además, suele venir acompañada de otros tipos de discriminaciones como el racismo y el clasismo. En efecto, esas mismas personas que se quejan de que sus barrios se llenan de migrantes, no lo hacen cuando son güeros, no importa si son gringos, europeos, argentinos o paraguayos. Esto es, porque en sus mentes colonizadoras europeas o gringas y también en las de muchos latinoamericanos bien colonizados, los blancos, occidentales, desarrollados son buenos, y los morenos, afrodescendientes, asiáticosy subdesarrollados son malos.
Como se ve, hay una fobia a los extranjeros que migran, a esos otros que no tienen nuestras costumbres y que, según estas versiones, habrán de robarnos empleos y oportunidades; pero si son blancos no hay problema, aunque no paguen impuestos, sean traficantes de armas o se dediquen a la trata de personas. Todo se centra en el color de la piel y el origen del migrante. La xenofobia, al parecer, no sólo tiene código postal, sino también, Pantone. Síganos para más historias de colonialismo meritocrático y manipulador.