Franja chueca | Tremores

Tremores. Por fin terminó una temporada de pesadilla para el Club Puebla FC, una en la que fueron exhibidos como un equipo de cuarta, que no merece estar en Primera División, con la friolera de 12 juegos perdidos, dos triunfos y 3 empates, con 12 goles a favor y 35 en contra, una barbaridad mediocre. Con 9 puntos, quedó en el lugar 17 de 18; hubo otro peor: Club Santos Laguna, aunque le falta un compromiso pendiente, por lo que el sótano aún no está definido. Qué lejos se ven aquellas épocas en las que el Cuauhtémoc era una aduana complicada, cuando se llenaban las tribunas, cuando la Franja se respetaba a sí mismo y, a veces, terminaba con las carreras de técnicos. El Puebla da pena, le pasan por encima y, para la de malas, comete errores infantiles, como la del gol que recibió el viernes de parte del Club Necaxa, cuando el arquero, Julio González, quiso atajar un tiro libre de fuera del área con una maniobra estilo voleibol, como colofón de una participación lamentable. Fallas, faltas, amarillas, rojas y una muestra grotesca de falta de amor propio, de amor por la camiseta. Ahora, esperemos que se confirmen los rumores y, por fin, vendan al equipo a quienes sí quieran que compita y tenga mejores momentos, porque, por lo visto, a los dueños del Ajusco no les interesa. Sólo un detalle: el Puebla pagaría 47 millones de pesos de multa por quedar en penúltimo en la tabla porcentual de la Liga MX. Otro clavo al ataúd. Y como ha quedado asentado en notas y columnas periodísticas: La Franja está invadida de directivos que lucran con el bajo rendimiento. Por lo pronto, el coso de la colonia Maravillas, el próximo torneo, podría albergar al Cruz Azul como local, esperando que el Club Puebla FC tenga un cambio de aires. Es urgente.
¿O no?
Siguen las locuras
Mientras en México hubo una pausa en la política para dar paso a los días Santos, en Estados Unidos, el presidente Donald Trump siguió con los tropezones, poniéndose en contra de sus leyes. Culpando a otros de las desgracias que suceden en la Unión Americana, el magnate naranja arremetió contra sus enemigos, los “izquierdosos”, los jueces y a los latinos (sobre todo centroamericanos y venezolanos) de ser criminales, violadores, asaltantes, traficantes de drogas. No sólo eso, el acuerdo que firmó con su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, para mandarlos a su prisión, es un ataque flagrante a los derechos humanos, pues son deportados sin juicio, sin investigación, sólo por el hecho de indocumentados. Lo más incongruente es que el propio Trump es un criminal que fue juzgado y sentenciado. El que las hace no las consiente.
¿O no?