¡Se están peleando! | Tremores

Tremores. Sí, el pleito entre el PAN, de Mario Riestra y Genoveva Huerta, y el PRI de Néstor Camarillo está tomando forma de un divorcio brutal. Entre dimes, diretes, directas e indirectas, los dirigentes de ambos partidos, otrora aliados, han elevado el tono en las últimas horas. Primero, en conferencia de prensa, el senador indígena del tricolor le tiró con todo a los blanquiazules; sin hacer un mea culpa, dijo que irían solos en el 2027 cuando se lleven a cabo los comicios municipales y la renovación del Congreso. Como un acuse de recibo, Riestra y Huerta le tiraron con todo, en un video colgado en redes sociales del PAN, acusando a Camarillo de haberse beneficiado de los votos del propio Acción Nacional para obtener su curul. “El PRI está en vías de extinción, quieren seguir siendo subsidiados a partir de una alianza con el PAN, la mayor parte de su debacle se debe a sus actuales dirigentes”, expresó Mario Riestra. El punto de inflexión fue la declinación de Mario Olvera, excandidato a alcalde de Chignahuapan, panista siglado ante el Instituto Electoral por el PRI, quien declinó por Morena dos días antes de la elección extraordinaria del pasado domingo. Por esto, Camarillo acusó “traición” del PAN. Por lo pronto, en Puebla el famoso PRIAN está roto, y el tricolor corre la misma suerte que el PRD. La oposición se desmorona y nada puede hacerse por ellos. ¡Qué culpa tienen las criaturas!
¿O no?
Nada nos parece
Lo de los parquímetros es un tema controversial, porque independiente del tema que atañe al gobierno en turno (acusaciones de corrupción, la licitación, el cobro, etc.), a la sociedad no le gusta el programa, pero no al que va a ocupar el espacio de aparcamiento, sino al que vive en las zonas donde se instalaron. Por eso, a pesar de que se mencionan e informan de las ventajas, el orden es uno de ellos, buscan, a como dé lugar, impedir que se aplique. Pero no es sólo ese tema en particular, pasa en cualquiera. Si van a pavimentar una calle, hay protestas porque cómo van a meter su carro, o dónde lo van a poner. No hay un ápice de comprensión de que es temporal la molestia por un beneficio mayor. No estamos dispuestos a aceptar el cambio, preferimos hacerla de jamón (en mi pueblo lo dicen más feo, pero es horario familiar) que ver, a futuro, lo que ayudaría. Y como poblanos somos así. Mientras no nos toquen nuestro camino al trabajo, al café, al gym, al súper, al antro, no pasa nada. No porque estemos de acuerdo o no con el programa municipal, eso es intrascendente porque ya se aprobó en el Congreso este martes, la materia de análisis es cómo vamos a ajustarnos a los cambios, no podemos estar protestando por cada cosa que no nos gusta sin haber analizado todas las aristas.
¿O no?