El invitado incómodo | Dobleces

Alejado del primer plano en la conmemoración de la Expropiación Petrolera, Ricardo Aldana Prieto, dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), mantuvo un perfil bajo, pero por fin después de varios intentos llegó, en tiempos de la cuatroté, a ocupar una silla en el presídium. Aunque está acostumbrado a los reflectores, su actitud fue la del invitado incómodo.
En la ceremonia oficial, Aldana Prieto fue discreto y solo atestiguó el evento, en el que históricamente, el sindicato petrolero y sus dirigentes participan. No solo se trató de un evento más, Aldana es el dirigente acostumbrado a exhibir su poder frente a sus huestes. Es la vieja escuela en la que se formó. En la del priismo del corporativismo y el “besamanos”.
A final de cuentas, Ricardo Aldana es parte de esa añosa estructura monolítica; fue un prianista que cubrió los huecos hechos por parte del sindicato a Pemex hace 24 años en el Pemexgate. Ahora, es la representación conspicua del sindicalismo variopinto.
Para no quedarse con la sola parte testimonial, Aldana Prieto necesitó del reconocimiento de su gremio y los vítores de sempiterno líder hasta 2030. Por ello, Jorge Wade Zúñiga, Secretario General de la Sección 10, acarreó a decenas de trabajadores petroleros en Minatitlán, para la celebración número 87 del movimiento de la expropiación petrolera. Toda la estructura del sindicato está a sus órdenes y su presunción de que el sindicato ya está en la cuatroté es su logro histórico.
La dirigencia sindical de Aldana Prieto es la encarnación de los males del STPRM, una democracia llevada a los arrabales, una política de terror en las secciones sindicales, en las que los líderes, afines a Aldana Prieto, mantienen un control a través de prácticas del miedo y el chantaje.
Y es que, al estilo añejo, Aldana Prieto entendió que la mejor manera de legitimarse es con cañonazos. La construcción de más de 2 mil 500 casas en el nuevo fraccionamiento habitacional denominado “El Jaguey”, bajo el concepto de la Cláusula Sindical 254, forma parte de su proyecto de dirigir y evitar disidencias.
Aunque al interior del sindicato, Ricardo Aldana ganó por el uso del aparato local de cada sección afín a sus intereses; sin embargo, la base trabajadora acusa fraudes y movimientos de intimidación para la imposición del dirigente petrolero heredero de la tradición más leal al partido en el poder en turno.
El sindicato petrolero se encuentra sumido en un pasado político rebasado por la corrupción y de un futuro incierto y de indefinición política frente a los compromisos adquiridos con la cuatroté. Ricardo Aldana mantiene un bajo perfil, pero actividades redituables para sus intereses económicos y políticos a costa de un sindicato negado a morir o renovarse. Solo se acomoda.
Lo que creó el propio Aldana y su círculo fue formar una imagen de líder nacional, aunque carece de apoyos reales de liderazgos locales y lejos de permitir la alternancia las coaccionó. Su ideología tiene precio y esa es a cambio de impunidad.
@imendozape