Argentina se desmorona | Tremores



Tremores

Tremores. Una entrevista que, digamos, “se filtró”, sería el clavo con el que cierren el ataúd del libertarismo en Argentina. Exhibió dos situaciones peculiares. La primera, a un Javier Milei como pocos lo han visto: titubeante, dubitativo, nervioso, buscando que las respuestas se las diera un ángel o alguno de los ritos que hace su hermana, lo que evidencia su participación en la cripto estafa. La firma del bodrio discursivo fue un cínico: “no lo promocioné, sólo lo difundí”. La segunda y más lamentable: el periodista Jonathan Viale, que después de esto debería de retirarse del oficio, se mostró como un palero al que el séquito de Milei le dio las preguntas que tenía que realizar, y al momento en que el mandatario estuvo a punto de caer en su propia trampa, se metió un personaje de la misma corte de aduladores, Santiago Caputo, que le dio instrucciones al oído. Y para rematar, al finalizar la ¿charla?, ¿exposición de motivos?, el entrevistador soltó un definitivo: “¡Qué hijo de puta!”. Obviamente esto sólo pudo pasar debido a que cortes del video de marras fueron filtrados a las plataformas digitales, donde salió a relucir un nombre: Fernando Vailati, encargado de YouTube del Canal TN, quien, por supuesto, ya fue despedido, pero en el cono sur es un héroe sin capa. Como contexto, la ¿plática?, se llevó a cabo en la oficina presidencial, o sea, donde despacha el ahora llamado en redes sociales #MileiEstafador, y en su escritorio la famosa motosierra, lista para aplicar el Karma. No cabe duda, el país sudamericano se cae a pedazos.

¿O no?

El apestado

Como dijimos en este bello espacio, la repartición del pastel para conformar el Nuevo Orden Mundial comenzó este martes en Riad, la capital de Arabia Saudita, que sirvió como anfitrión para las representaciones diplomáticas de dos de las tres potencias que dominarán el planeta. Rusia y Estados Unidos compartieron el pan y la sal, intercambiaron plumas, se dieron “abrazos de caguamo” y empezaron con las pláticas para terminar con esa guerra inútil en Ucrania. Y sí, confirmado: el presidente Volodimir Zelenksky no fue invitado, ni les corrieron las cortesías a sus diplomáticos. Por algo será. No sirve ni para moneda de cambio, pero esto puede ser peligroso, ya que en su desesperación, hubo un ataque con dron a la cúpula que protege a la planta nuclear de Chernóbil. ¿Qué pretende? Necesitan quitarle el gatillo o hará una estupidez. Por lo pronto, Donald Trump y Vladimir Putin dan pasos seguros para concluir con el conflicto. Ojalá y pronto.

¿O no?

Editor: Fabián Sánchez

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