De ambigüedades y caprichos | Tremores
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Tremores. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sigue acumulando reveses. Aunque, sí, sabemos que le vale gorro lo que los demás piensen de él, debido a su enorme ego y, cómo no, poder que tiene actualmente. Por ello, en su embestida contra su vecino del sur, nombrar América al Golfo de México es una de sus decisiones más polémicas y sólo los agachones y lamebotas (sí, Google y Apple, están en los dos rubros) se unieron a su capricho. No así la Enciclopedia Británica, uno de los cuerpos colegiados, de historia y referencia del mundo. En un tuit, o post en Equis, aseguró: “La Enciclopedia Británica seguirá utilizando «Golfo de México» por algunas razones: -Atendemos a una audiencia internacional, la mayoría de la cual se encuentra fuera de los EE. UU. -El Golfo de México es un cuerpo de agua internacional y la autoridad de Estados Unidos para cambiarle el nombre es ambigua. -Se le llama el ‘Golfo de México’ desde hace más de 425 años. Pero es importante tener en cuenta la distinción entre el ámbito internacional y el nacional”. ¡Tómela míster Trump! No es una decisión unilateral o un capricho, sino un tema que va más allá de la política doméstica de un país o un medida tomada con el hígado. Es una cuestión cultural, algo que, se nota, desconoce.
¿O no?
Daño colateral
Quien debió quedarse con cara de “¿what?”, es el presidente de Argentina, Javier Milei, cuando su homólogo y camarada ideológico (y hasta de psiquiátrico), Donald Trump, le impuso aranceles del 25% al acero y aluminio argentino. De nada sirvieron los viajes, las reverencias, las humillaciones, los discursos. Así, el magnate gringou se lanzó contra todos, no hubo excepciones, ni con Argentina ni con ningún otro país más trumpista que el propio mandatario. Otro más que muerde el polvo.
¿O no?
Zelenski, el sacrificado
Como buen peón en el tablero de ajedrez global, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, quedó relegado del posible acuerdo para frenar la guerra con Rusia, tras la llamada que sostuvo Trump con su homólogo Vladimir Putin. En México le diríamos el clásico “¡lás-ti-ma, Mar-ga-ri-to¡ (léase cantadito)”, porque se sabía de antemano que un probable alto al fuego tendría como sacrificado al que despacha en Kiev. Por lo pronto, antes de la conversación, Rusia atacó una central de gas lo que debilitó, aún más, al ya minimizado excomediante. A ver qué país europeo le ofrece asilo político.
¿O no?