La Educación: derecho universal y agente de cambio | Pienso, luego existo



En el mundo actual, la educación es un derecho fundamental que debería estar al alcance de todos los niños y adolescentes. Sin embargo, aún existen grandes desafíos que impiden que millones de ellos accedan a una formación integral y de calidad.

La situación educativa global en 2025 sigue marcada por las desigualdades sociales, económicas y políticas, lo que afecta directamente a la vida de miles de menores. Además, las políticas migratorias en países como Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, han generado nuevos obstáculos, particularmente para los niños mexicanos que, se prevé, retornen a su país de origen tras verse afectados por las estrictas normativas migratorias.

El panorama educativo global en 2025

Según el último informe de la ONU sobre educación, se estima que más de 250 millones de niños y jóvenes en el mundo aún no tienen acceso a la educación básica. Este fenómeno es especialmente pronunciado en regiones como África Subsahariana, el Medio Oriente y América Latina, donde los conflictos armados, las crisis económicas y los desplazamientos forzados han dejado a millones de menores fuera de las aulas.

En 2025, la pandemia de COVID-19 todavía deja huellas, se calcula que son millones de estudiantes afectados por cierres prolongados de escuelas en diversas partes del mundo.

La educación es un pilar fundamental para erradicar la pobreza y promover la igualdad. La ONU ha señalado que la inversión en educación tiene un retorno económico significativo. Cada año adicional de escolaridad incrementa los ingresos futuros de una persona en un 10%, lo que contribuye a la reducción de la pobreza y a la construcción de una sociedad más equitativa. Por ello, en el contexto de 2025, el desafío es claro: mejorar el acceso y la calidad de la educación en todas las regiones del mundo.

El regreso de infantes mexicanos a su país de origen

Uno de los factores que podría acentuar la crisis educativa en México es la inminente repatriación de millones de infantes que habían migrado a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. La política migratoria de la administración de Donald Trump, que se endureció aún más al regresar a la Casa Blanca, podría generar el retorno de miles de familias mexicanas.

Estos niños tendrán un gran desafío: no solo deben integrarse al sistema educativo mexicano, el desarraigo cultural, el idioma y la inestabilidad emocional. A menudo, los menores que han migrado de manera irregular no han recibido una educación continua, lo que agrava aún más su retraso académico.

Para abordar esta situación, es crucial que el gobierno mexicano implemente políticas públicas que faciliten la inclusión de estos niños en las escuelas, mejorando los programas de apoyo psicológico y académico.

La UNESCO recomienda la creación de programas de “escuelas de acogida” que ofrezcan clases de regularización y acompañamiento emocional a los niños repatriados, con el fin de garantizar que puedan integrarse sin dificultades al sistema educativo.

En medio de tantos retos, la educación sigue siendo la mejor esperanza para millones de niños y jóvenes en el mundo.

Malala Yousafzai, la activista pakistaní residente en el Reino Unido desde el atentado sufrido el 9 de octubre de 2012, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 2014 a los 17 años, convirtiéndose en la persona más joven en acceder a ese galardón en cualquiera de las categorías que se otorgan, asegura que: “Un niño, un maestro, un libro y una pluma pueden cambiar el mundo”.

En un contexto global cada vez más complejo, con situaciones de desplazamiento forzoso, políticas migratorias restrictivas y desigualdades educativas, es fundamental que sigamos luchando por la educación de todos los niños, sin importar su origen o situación.

El caso de las y los niños que se espera lleguen repatriados a nuestro país es solo un ejemplo de cómo las crisis migratorias impactan directamente en la vida educativa de los menores. Sin embargo, con la colaboración de gobiernos, organizaciones internacionales y la sociedad civil, es posible construir un futuro donde la educación sea el puente hacia un mundo más justo, donde las y los niños puedan explotar su potencial y construir una vida digna. El ingreso a las aulas no debe ser solo una oportunidad para aprender, sino también para redibujar el futuro.

Como Confucio sostuvo: “La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz”.

Editor: Fabián Sánchez

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