Olinia viene a Puebla | Tremores
Tremores. La incipiente fábrica de autos eléctricos 100% hechos en México, Olinia, es la nueva joya de la corona que se pelearon prácticamente todos los estados del país para albergarla. La presidenta Claudia Sheinbaum puso en la mesa a dos entidades: Sonora y Puebla. Ambas tienen sus pros y contras, pero el mayor atributo lo tiene el territorio poblano. Por eso, el Gobierno federal se decantó por la Puebla. ¿Razones? Es hogar de dos ensambladoras automotrices, Volkswagen y Audi; cuenta con universidades en el ramo que egresan a personal capacitado, así como un municipio, digamos, actualizado para recibir inversiones y fábricas: Ciudad Modelo. Y algo importantísimo: más seguridad que en el Norte. Por ello, el gobierno de Alejandro Armenta luchó con todo para traerla. Con esto, la economía local se disparará. ¡Enhorabuena!
¿O no?
El silencio hipócrita de Europa
Es preocupante ver cómo los dirigentes europeos se truenan los dedos por la incertidumbre que genera la llegada de un personaje como Donald Trump, con todo el poder, a la Casa Blanca. Ni las Von der Layen, ni los Macron, ni los Scholz, ni la realeza quisieron aceptar que el único enemigo que tenían, realmente, eran y son los yanquis. Sí, no Rusia, sino su socio, o bueno, más bien su verdugo y tirano. Trump engloba todos los miedos, juntos, de Europa, que ha visto pasar dos guerras mundiales, fascismos, extremismos y, al ver que no podían, acuden con el Tío Sam para que los ayude, sin saber que los estaría sometiendo por décadas, defendiendo el iluso “free world”. El incierto se agrava con la amenaza a un país de la OTAN, Dinamarca, para invadir, o comprar a la fuerza (plata o plomo, of course) Groenlandia. ¿A poco criticaron, impusieron castigos económicos a EU, como lo hicieron con Rusia? Obvio no. Porque también en el Viejo Continente hay intereses, no sólo económicos, sino militares, ideológicos, políticos, conjuntados en un miedo brutal sobre una posible guerra. Para eso, de nuevo, necesitan a los gringos. Ya con las máscaras fuera, persiste el temor un nuevo conflicto. Los expertos y exfuncionarios de la Unión Europea, ya sin ataduras, lo dicen claramente: “El sometimiento a los designios de Estados Unidos es insultante, es decir, si los ciudadanos no eligen a quién siga las órdenes de Washington, entonces sin más eliminan las elecciones por ‘injerencias’. ¿Esto es democracia o una dictadura supranacional?”, cuestionó Thierry Breton, excomisario de la UE. El modelo Occidental se desploma y busca vivir a cualquier costo.
¿O no?