A Cien Días de Sheinbaum: ¿Un Nuevo New Deal para México? | Desde las Antípodas



José Ojeda
José Ojeda

Comencemos con una breve historia. Entre el periodo de la Gran Depresión y el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1929-1938), surgieron en la cultura popular estadounidense —y luego fueron exportadas al mundo occidental— figuras como Superman, Batman y Robin, Wonder Woman, el Capitán América y otra miríada de superhéroes que, de una u otra manera, reflejaban la necesidad de referentes culturales fuertes. Estos héroes encarnaban el anhelo de salvar y dar empuje a una nación que buscaba salir de una incertidumbre económica y de un estado de anomia generalizado.

Sin embargo, no se trató solo de la aparición de superhéroes ficticios, sino también de algunos que, en efecto, fueron de carne y hueso. Uno de ellos fue, sin lugar a duda, Franklin Delano Roosevelt. Un personaje que, por sí mismo, es muestra de una impresionante resiliencia: tres veces presidente de Estados Unidos, padeció poliomielitis —intratable en ese entonces— y supo dirigir los destinos de una nación en épocas convulsas.

Saco a colación a este personaje porque, a propósito del ejercicio realizado este 12 de enero del año 2025 en el marco de los 100 días de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, estamos ante un ejercicio cuya paternidad moderna se atribuye precisamente a Roosevelt.

Corría el año de 1933 cuando el presidente estadounidense utilizó este periodo como una estrategia clave para marcar el inicio de su mandato. Este enfoque cobró relevancia durante la Gran Depresión, un contexto de crisis económica y social que exigía respuestas rápidas y contundentes.

Dos fueron las grandes acciones que implementó Roosevelt en aquellos aciagos años treinta:

  • 1.         El New Deal. Una serie de reformas y programas legislativos destinados a combatir el desempleo, estabilizar la economía y restaurar la confianza en el gobierno.
  • 2.         Sesión especial del Congreso. Roosevelt convocó al Congreso a una sesión extraordinaria en la que se aprobaron 15 leyes fundamentales en sus primeros 100 días, marcando un récord de productividad legislativa.

Volviendo al discurso de la presidenta Sheinbaum y retomando el ejemplo de Roosevelt —quien fue mencionado un par de veces en su intervención ante el Pueblo de México—, podemos extraer algunas reflexiones:

  • Primero. En contextos de cambios acelerados e incluso de amenazas externas, ficticias o reales, los mensajes de los líderes deben ser claros y con rumbo. Roosevelt comprendió esta necesidad y su claridad tuvo efectos positivos.
  • Segundo. La actual administración ha adoptado el formato de su predecesor, caracterizado por largas arengas donde se desarrollan multitud de propuestas. Si bien esto puede brindar claridad, resulta esencial que exista un concepto paraguas que lo englobe todo y sea fácilmente reconocible. Hoy, casi un siglo después, el nombre New Deal sigue resonando con fuerza en la memoria de cualquier público medianamente informado. ¿Cumple con este criterio el “segundo piso” de la Cuarta Transformación? ¿Es “primero los pobres” el lema que recordaremos dentro de 50 años?

Finalmente, destaca el énfasis especial que la presidenta ha dado a la cuestión de género en su discurso. Es un recurso poderoso y necesario, pues se presenta como un modelo arquetípico del “sí es posible”. Celebro este enfoque, aunque considero que el llamado a la unidad debe hacerse extensivo a todo el pueblo de México.

Todo indica que se avecinan tiempos convulsos. La inminente llegada de Donald Trump al poder —con el respaldo de una presidencia más experimentada y una estrategia polarizante bien definida— supone un desafío para México.

¿Mexicanos al grito de guerra? ¿Qué guerra? ¿Cultural? ¿Económica? La pregunta no es menor. Lo que está en juego es si caeremos, nuevamente, ante un discurso que divide.

@ojedapepe

Editor: Fabián Sánchez

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