Diferencias de altura | Tremores
Tremores. Este martes trascendió, en corrillos gringos y canadienses, lo que sucedió en el encuentro entre Donald Trump y Justin Trudeau, en el marco de la amenaza del magnate con subir aranceles del 25% a las exportaciones del país de la hoja de maple. La prensa de allá retrata a su flamante primer ministro como un hombre agachado, nervioso, tímido (timorato, dicen por acá), arrodillado ante el poder que, aún sin haber asumido el republicano como presidente, ya ostenta como tal. Y esto ya pegó en su popularidad: cayó a 26 por ciento, por lo que es uno de los peores calificados en el mundo. El relato que hacen es imperdible, ya hay algunos articulistas en México que lo están reproduciendo. Tras la llamada de Trump, la carta de la presidenta Claudia Sheinbaum y la conversación telefónica entre ellos, Trudeau entró en pánico y voló, sin cita, a Mar-a-Lago, a la residencia del magnate, para reunirse con él. Se instaló en un hotel cercano y esperó a que lo recibiera. Llegó Trump a un comedor abarrotado de gente, donde se discutieron temas delicados, algo inusual, pero vino, entre risas, la humillación: si Canadá no puede con los temas de migración y fentanilo, se convertirá en el estado 51 de la Unión Americana, ya sin primer ministro, aunque podría ser gobernador. La altura de miras se nota. La calidez a la presidenta Sheinbaum; el ruido, la humillación y la incertidumbre al canadiense. Sí, quiso echarle la culpa a México de los problemas de EU, pero no funcionó. Hipócrita y cobarde.
¿O no?
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La mandataria federal, Claudia Sheinbaum, se reunió este martes con Ilan Goldfajn, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, así como con directivas de la institución. Mediante su cuenta de redes sociales, en especial la Equis, informó que “conversamos sobre los planes para México, que tiene un presente y un futuro promisorios”. Reiteramos: estamos ante una verdadera jefa de Estado, que no se cierra a platicar con quien tenga que platicar para beneficio del país, sin hipotecarlo, sin sumisión, sin perjurio y respetando la soberanía, de frente. Un ejemplo en el mundo que ha sido aplaudido.
¿O no?