Si las Ciudades Hablaran: Retos y Oportunidades de Competitividad en la Región Puebla-Tlaxcala



¿Qué define la competitividad de una ciudad? La respuesta está en los números, pero también en las estrategias que los gobiernos, empresas y ciudadanos adoptan para transformar esos datos en progreso tangible.

El Índice de Competitividad Urbana (ICU) 2024, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ofrece una radiografía precisa sobre el desempeño de 66 ciudades mexicanas, revelando los retos y oportunidades de la región Puebla-Tlaxcala (38 municipios y poco más de 3 millones 200 mil habitantes).

Este índice clasifica a Puebla-Tlaxcala en un nivel “media alta” de competitividad. Sin embargo, detrás de esta categoría se esconden desafíos estructurales que, si no se abordan, podrían comprometer el potencial de desarrollo de una región con una ubicación estratégica y una base industrial sólida.

El ICU 2024 utiliza seis subíndices clave para evaluar la competitividad: derecho, sociedad y medio ambiente, mercado laboral, sistema político y gobierno, infraestructura, e innovación y economía. En cada uno de ellos, Puebla-Tlaxcala presenta fortalezas y debilidades que contrastan con otras regiones del país.

En el subíndice de infraestructura, por ejemplo, destaca por su conectividad logística gracias a una red de carreteras bien estructurada. Sin embargo, la cobertura de agua potable sigue siendo un problema importante: mientras ciudades como Querétaro o Mérida cuentan con tasas superiores al 98%, Puebla-Tlaxcala apenas alcanza el 95.3%, lo que significa que más de 80 mil viviendas carecen de acceso a este servicio básico.

El mercado laboral es otro punto crítico. Aunque la región muestra un índice de ocupación del 98%, la informalidad afecta al 45% de la población activa, limitando el acceso a derechos laborales y seguridad social. En este aspecto, Puebla-Tlaxcala está rezagada respecto a regiones como Monterrey, donde la informalidad es significativamente menor.

En innovación, Puebla-Tlaxcala enfrenta una brecha importante. Según el ICU, el registro de patentes por cada 100 mil habitantes en la región es menos de la mitad del promedio nacional, reflejando una necesidad urgente de fomentar la investigación y el desarrollo tecnológico. Esto contrasta con ciudades como Guadalajara, que lideran en este indicador gracias a su ecosistema de innovación.

Para mejorar su competitividad, Puebla-Tlaxcala, de acuerdo con el informe del IMCO, sería plausible debe adoptar un enfoque estratégico en tres áreas clave:

  1. Reducir la Informalidad Laboral. Un mercado laboral competitivo debe garantizar empleos formales y bien remunerados. Esto no solo implica la generación de puestos de trabajo, sino también la capacitación de la fuerza laboral. Programas de incentivos fiscales y apoyos directos a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) podrían ayudar a reducir la informalidad.
  2. Apostar por la Infraestructura Estratégica. La inversión en servicios básicos es una necesidad urgente. Garantizar el acceso universal al agua potable no solo mejorará los indicadores de competitividad, sino que también impactará directamente en la calidad de vida de la población. Además, fortalecer el transporte público con tecnologías limpias y mejorar la movilidad entre municipios debe ser una prioridad.
  3. Fomentar la Innovación y la Vinculación Académica. Las universidades locales deben jugar un papel central en el desarrollo de un ecosistema de innovación. Crear incentivos para la instalación de centros de investigación vinculados al sector productivo podría cerrar la brecha tecnológica y mejorar el registro de patentes.

A la par de las propuestas planteadas en el informe se presentan también áreas de mejora que coinciden con las propuestas del gobernador electo Alejandro Armenta Mier, presentadas en su libro Por Amor a Puebla. Destacan iniciativas como el fomento a la economía circular, que alinean los intereses locales con las tendencias globales de sostenibilidad, y la promoción del turismo regional como un motor de desarrollo económico.

Aunque no protagonizan este análisis, estas propuestas aportan una dimensión práctica al diagnóstico, mostrando cómo un gobierno puede actuar como catalizador del cambio.

La región de Puebla-Tlaxcala tiene todo para destacar: ubicación estratégica, una base industrial sólida y una población joven que puede ser la fuerza transformadora del desarrollo. Sin embargo, los retos son claros, y el tiempo apremia.

Los datos del ICU no son solo un diagnóstico, son una invitación a actuar. Desde los gobiernos locales hasta los líderes empresariales, pasando por los ciudadanos, todos tienen un rol en la construcción de una región competitiva y sostenible.

Si logramos transformar los números en decisiones y las decisiones en acciones concretas, Puebla-Tlaxcala no solo avanzará en los rankings de competitividad, sino que se convertirá en un ejemplo de desarrollo para todo México.

¿Estamos listos para aceptar el desafío?

Por: Ricardo Martínez Martínez

X: @ricardommz07

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