Recuerdan legado del beato Palafox y Mendoza
La misa dominical de Catedral fue dedicada a la Fiesta Titular del Beato Juan de Palafox y Mendoza, sobre la cual el obispo auxiliar, Francisco Javier Martínez Castillo, señaló que no sólo celebra la memoria de un gran líder religioso, sino también la identidad y la fe en la entidad.
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Destacó que sin la obra en vida de Juan de Palafox y Mendoza, constructor de la Catedral Poblana y del Seminario, “no se podría entenderse el Centro Histórico de Puebla”.
Durante la homilía en la tradicional misa dominical en la Catedral poblana, Martínez Castillo recordó que, anualmente, cada 6 de octubre, se rinde honor a este obispo y virrey de la Nueva España, lo cual es muestra de la importancia continua de Palafox en la vida espiritual de Puebla.
Resaltó el prelado que la fiesta del 6 de octubre “conmemora su legado espiritual y su impacto; Palafox es recordado por sus esfuerzos en la educación, la construcción de la Catedral y la instauración de la Biblioteca Palafoxiana”.
Subrayó que el obispo y virrey dejó un legado duradero al haber fundado colegios y seminarios, además de que promovió la construcción de la Catedral de Puebla.
“Constructor de esta magnífica Catedral, fundador del Seminario Palafoxiano, razón por la que nos acompañan formadores y seminaristas; el beato Palafox fue quien donó su biblioteca personal para la formación de los seminaristas: la Biblioteca Palafoxiana, que ahora es un tesoro de nuestra ciudad y un patrimonio de todos; a él debemos mucho de lo que ahora es la infraestructura del Centro de la Ciudad de Puebla; el Centro de Puebla no se entide sin Juan de Palafox y Mendoza”.
Posterior a la Misa Solemne, se realizó una procesión con la imagen del Beato Juan de Palafox por las inmediaciones de la Catedral.
Juan de Palafox y Mendoza, nacido el 24 de junio de 1600, en Fitero, Navarra, fue una figura importante en la historia de la época colonial.
Fue obispo de Tlaxcala, con sede en Puebla, y más tarde de Osma, además de virrey de la Nueva España. Su beatificación fue proclamada el 5 de junio de 2011 por el Papa Benedicto XVI.
