Tremores. Sí, España se puede vanagloriar, como los británicos, de que su pueblo mantiene a una Monarquía, a pesar de lo que cuesta. Solamente hay que ver las revistas ibéricas del corazón, o la televisión que publicita a la realeza para ver cómo viven, cómo disfrutan la vida a costillas de sus súbditos, con todo y sus excesos. En la nación hermana comienzan a cuestionar para qué sirve tener a una familia real que no aporta nada, más que encono y escándalos. El primer ejercicio para pasar a una democracia real se hizo en la década de los 30 del siglo pasado, terminó muy mal. Ahora, la izquierda progresista, la real, no la perfumada, está ya pensando en cómo hacerle para liquidar a la monarquía y que ya no tenga ni recursos, ni poder, ni don de mando. Sí, el Rey tiene la facultad de ser “Jefe de Estado”, aunque funciona más como un canciller. Vienen tiempos interesantes en España.

¿O no?

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El tiempo puso a todos en su lugar. Es inevitable, y no se trata de justicia. Esto le pasó al piloto mexicano de Red Bull, Sergio “Checo” Pérez. Por casi un año, los expertos de sillón de la Fórmula 1, los periodistas europeos, pero más los británicos e intelectuales de redes sociales se dedicaron a cuestionar a la escudería de Milton Keynes porqué mantenía al tapatío, habiendo otros más con un supuesto “mejor talento”. Ese otro era Daniel Ricciardo, quien después de peregrinar por Renault y McLaren, regresó al cobijo de la bebida energética. Primero como piloto reserva, en funciones de marketing, luego supliendo a Nick Devries en el hermanito menor, Alpha Tauri, ahora conocido como VisaCashApp RB. Le dieron una segunda oportunidad, lo que parecía un trampolín para quitarle a “Checo” su asiento. Pero como todo se pone en orden, o como dice la chaviza: “tres Doritos después”, el australiano fue echado del equipo de Faenza por un escaso rendimiento. Su compañero de garaje, Yuki Tsunoda, fue mejor que él en las odiosas comparaciones. Sí, ese al que los europeos querían poner en lugar del mexicano, lo acaban de jubilar de la F1. Se les cebó.

¿O no?

“No hagan caso, son Tremores, son Tremores”

Editor: Fabián Sánchez