Apocalipsis, de Stephen King | El Rincón Bibliófilo



La reseña de un libro normalmente incluye, entre otros elementos, la síntesis del argumento de la obra y la opinión de quien hace la reseña, por lo que te anticipo, estimado lector, que el siguiente texto no pretende reseñar “Apocalipsis”, de Stephen King, prefiriendo en cambio compartir contigo algunos elementos de la obra que, espero, te resulten interesantes y, quizá, te animen a leer el libro, para sacar tus propias conclusiones.  

Parto de la idea de que este librito de casi mil seiscientas páginas representa, entre muchas otras cosas, una novela para “pasársela bien”, es decir, un libro que la mayoría de sus lectores disfrutarán de principio a fin, lo que no es ninguna bagatela, considerando que se trata de una obra cuya amplitud generalmente intimida, además de que involucra muchísimos personajes e historias que, a medida que la novela avanza, van engarzándose hasta confluir en un único desenlace (no por cualquier cosa es una obra que figura en el top de muchos lectores).

“Apocalipsis”, que tiene como antecedente una versión más breve llamada “La danza de la muerte” (y que remite a un curioso incidente en el ámbito editorial estadounidense), narra la historia de cómo un virus gripal (arma creada artificialmente por Estados Unidos) se libera, accidentalmente, y diezma a la mayor parte de la población mundial, a partir de lo cual, los sobrevivientes emprenden un peligroso viaje a través de un mundo en ruinas, para dirigirse a ciertos lugares que unos y otros llegan a conocer gracias a sueños que comparten entre sí, lo que los lleva a reunirse, ya sea con una anciana (quien representa el bien) o con Randall Flagg (quien representa el mal), para librar la batalla final por la humanidad.

Como todo libro, “Apocalipsis”, de Stephen King tiene aspectos positivos, negativos e interesantes. Empecemos con los positivos: sus personajes, éstos son entrañables, te interesa saber qué pasará con ellos, evidenciándose que el autor se tomó su tiempo para desarrollarlos (sin mencionar cómo los personajes se van desenvolviendo y relacionando entre sí a lo largo de la historia, evolucionando al punto que, en partes avanzadas del libro, pueden llegar a comportarse de manera muy diferente a como lo hacían al principio); y el entramado de las historias que integran la obra, así es, leer “Apocalipsis” es internarse en el desarrollo de muchos relatos que, al principio, siguen los sucesos que van ocurriéndole a los personajes de manera individual, pero que después, se ocupa de grupos, y luego de sociedades.

También hay aspectos negativos: el desenlace del conflicto, casi inequívocamente, es su peor defecto porque, después de crear tanta expectación con un villano formidable que parecía tener todo bajo control, el conflicto se resuelve de manera insípida, decepcionante y precipitada, así pues, mientras me preguntaba, intrigado, cómo lograrían los enviados a enfrentar al antagonista cambiar el curso de la historia a su favor, resulta que éste se resuelve en un par de páginas sin cubrir tales expectativas; relacionado con lo anterior otro problema es la extensión de la novela que, en mi caso no soy de los que opina que la novela debería tener solamente unas 500 páginas o algo así (siendo una mejor opción, “La danza de la muerte”), sino que bastaría que fuera menos descriptiva en algunos pasajes y, de plano, más sintética en otros, siendo un ejemplo de lo primero el capítulo 45 (que hace una extensa descripción en torno al personaje de Madre Abigail), y ejemplo de lo segundo, los capítulos 74 y 75, que, en conjunto, abarcan unas 60 páginas (y que alargan, innecesariamente, el final del libro). ¿Una mejor extensión para “Apocalipsis”? Yo diría que, unas mil páginas.

Por último, también hay aspectos interesantes que vale la pena mencionar: todo lo concerniente a las reflexiones que se expresan sobre lo que pasa con los personajes en grupo durante la historia, principalmente, en boca del personaje Glen Bateman, quien por cierto es sociólogo; asimismo, los relatos referentes a la relación que tienen algunos personajes, por ejemplo, la de Larry y Rita o la de Harold y Nadine (esta última, hay que decirlo, es muy importante para la trama y, creo, que no siempre ha sido lo suficientemente valorada por quienes reseñan este libro).

A pesar de su extensión, me parece que es una novela muy interesante y fácil de leer. Al principio, quizá, algunos lectores se pierdan porque se sigue, a detalle, la historia de cada personaje, pero, con paciencia y perseverancia, consigue uno adentrarse al relato y después, créanme, les resultará difícil soltar el libro.

¡Feliz lectura!

Editor: Fabián Sánchez

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