Con dos discurso intensos, potentes y llenos de simbolismos, Claudia Sheinbaum Pardo recibió la validez de su triunfo y se convirtió, formalmente, en la primera mujer que encabezará el Poder Ejecutivo, en más de 200 años de vida independiente de México.

Pidió dos cosas, con fuerza de instrucción, que desde hoy presidenta se escriba con A, pues “el sustantivo es nuestro”, pero por primera vez se utilizará en femenino en nuestro país.

También, que se separe el gobierno del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), pues se ha convertido ya la doctora en Ciencias en representante de toda la sociedad.

También ofreció dar su vida por la Patria.

Ceremonia republicana

Antes del acto masivo y político que tuvo en el Teatro Metropólitan, de la capital del país, Sheinbaum Pardo acudió a la sede del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para recibir el documento de validez que la declara legalmente como presidenta electa.

Ahí pronunció un discurso que dibuja el nivel de compromiso de la morenista con el encargo que asumirá el próximo 1 de octubre.

“Hago el compromiso de no defraudar y de poner todo mi empeño, mi conocimiento, mi corazón, mi esfuerzo, mi voluntad y la vida misma, para servir a la patria.

“Como primera mujer presidenta de México, sepan que actuaré con honestidad, responsabilidad, respetando la independencia de los poderes; gobernar para todos y para todas las mexicanas”.

Llegamos todas

La presidenta electa estuvo acompañada en los dos actos por su esposo, Jesús María Tarriba Unger.

En el teatro metropolitano y ante la cúpula de Morena, aseguró que el triunfo contundente en las urnas, por más de 35 millones de votos y con una diferencia de más de 32 puntos sobre el segundo lugar, obedece a tres circunstancias:

Primero, que la gente está contenta con el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Segundo, que su partido realizó un proceso interno transparente que permitió conservar la unidad y la fortaleza para enfrentar las campañas.

Y tercero, porque supieron reflejar las propuestas de la Cuarta Transformación (4T), su plan de continuidad, y porque desde ese movimiento se han mantenido cercanos a la gente, distinto de la “petulancia, soberbia y corrupción del pasado reciente”, aseguró Claudia Sheinbaum.

De manera particular, se refirió al movimiento femenino que por primera vez ha conseguido que una mujer llegue a la Presidencia de la República.

Reiteró que, con su llegada a Palacio Nacional, además “llegamos todas”.

E hizo una petición que parece sólo simbólica, pero entraña mucho más.

“Hoy, jueves 15 de agosto de 2024, con la designación como presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos, que confirma nuestro triunfo, tenemos la certeza de que, aunque nos quisieron borrar, no sabían que era cuestión de tiempo para que no sólo se reconociera a las mujeres, también reconocer que somos protagonistas de las grandes transformaciones y que las mujeres podemos también tomar el rumbo de la nación en nuestras manos y en nuestra mente”, dijo.

Mujeres históricas

Hay cientos de personas en el Teatro Metropólitan, del Centro Histórico de la Ciudad de México; reconoció el trabajo histórico de muchas predecesoras de la lucha política femenina: que Leona Vicario, Josefa Ortiz, las Chinacas, Dolores Jiménez, Juana Gutiérrez, Elvia Carrillo Puerto, Hermila Galindo, Refugio García, Consuelo Uranga, Esther Chapa, Frida Kahlo, entre muchas otras, quienes que lucharon por los derechos y libertades de las mujeres de la actualidad.

“A todas ellas, no sólo les digo ¡llegamos juntas!, sino gracias, gracias por abrir brecha y en algunos casos, incluso, sacrificar su propia vida para que pudiera suceder este momento. A ustedes, a todas ustedes, predecesoras y contemporáneas, les digo: sin ustedes, sin su lucha pública o privada, silenciosa o en voz alta, simplemente este momento no hubiera sido posible”.

Coro masivo

E hizo un llamado enfático a que, a partir de este día histórico, la palabra Presidenta, con A, sea una realidad, como se hace con abogadas, juezas, científicas, para romper esquemas y visibilizar a una mujer en el máximo cargo para la toma de decisiones en México.

“¡Las mujeres podemos ser Presidentas! y, con ello, hago una respetuosa invitación a que nombremos Presidenta con A. Así como decimos jueza, abogada, científica, ingeniera, con A, porque como nos han enseñado, lo que se nombra existe y lo que no se nombra no existe, y hoy con mucho orgullo podemos reivindicarlo”, sentenció casi el cierre de su discurso.

Entonces el teatro se convirtió en un coro masivo que al unísono gritó: “presidenta, presidenta, presidenta”.

Editor: Fabián Sánchez