El ajedrez no es un juego de azar. Lo juro.
A pesar de los diez primeros movimientos en el tablero, la partida apenas comienza.
Ya conocemos los nombres de diez elegidos por el gobernador electo Alejandro Armenta, para formar su flamante gabinete. Pero, no nos engañemos, en política, lo que parece ser apenas es un susurro de lo que realmente es.
No entraré en detalles sobre quiénes son esos nombres o qué hazañas épicas (o no tanto) les han ganado su lugar en esta lista dorada. Tampoco me detendré en cuestionar si realmente son los mejores para el cargo. Sería injusto, y sobre todo, aburrido, agotar en unas líneas la posible crítica o alabanza de la lealtad, la honestidad o la experiencia de los mencionados.
Como decía Mark Twain, “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.” Pero quién soy yo para dudar.
Armenta lo dijo claro alguna vez: “Las decisiones las tomo yo en el ámbito de la administración pública, porque es mi responsabilidad; soy yo el que decido nombrar a mi gabinete, porque si me equivoco, ellos y yo lo pagamos.” Así que, queridos amigos, si hay algún error en esta selección, el tiempo y la realidad nos dirán si estos elegidos pagarán las facturas.
Hasta aquí, todo parece un plan bien pensado. Armenta, quien asumirá las riendas del estado el 14 de diciembre, parece no dejar nada al azar.
Pero no se dejen engañar por la aparente calma de la superficie; debajo de las aguas, hay un hervidero de movimientos, lealtades recompensadas y conversiones milagrosas al Armentismo de última hora.
En su campaña, vimos de todo: desde los diáfanos que brillaban con luz propia hasta los oportunistas que saben exactamente dónde está el reflector. Porque, como bien se sabe, en política, todo tiene un precio, y la memoria de Armenta es como la de un elefante: nunca olvida quién estuvo y quién no.
En este juego, para que el segundo piso de la cuarta transformación se construya en Puebla, la austeridad y el manejo escrupuloso de los recursos deben estar en manos de los mejores. O al menos de aquellos que cumplen con los requisitos mínimos: ser Morenistas, Armentistas o, mejor aún, auténticos Cuatroteístas. Dos de tres no está mal, y hasta ahora, parece que Alejandro Armenta ha logrado ese equilibrio.
Los afortunados que han sido ungidos deben ver el servicio público no solo como un deber, sino como una oportunidad para trascender, para escribir su nombre en la historia, al lado de un liderazgo a toda prueba. Y todo esto, claro está, “Por amor a Puebla”, trabajando al ritmo frenético que Armenta ha impuesto: 24/7, sin descanso, sin pausas… ¿hasta el colapso?
¿Habrá más cambios, enroques, o incluso sacrificios de última hora antes de que diciembre llegue? Apostaría a que sí. La política es un juego de ajedrez, y Armenta, como buen jugador, sabe que las mejores jugadas se guardan para el final.
Hoy, cerró su conferencia con una frase que no deja lugar a dudas: “Cualquier recomendación que yo tenga de la doctora Claudia Sheinbaum será prioridad para mí, se los digo, aunque ya se haya nombrado a alguien, si tengo una recomendación de la Dra. Claudia Sheinbaum, para mí será prioridad atender.” Y ahí lo tienen, el juego político puede ser cruel y la incertidumbre, más aún.
Así que me retiro, tarareando una de Javier Solís:
“¡Ay, cómo es cruel la incertidumbre,
si es que tus besos son de amor
o solo son para engañar!”.
Gerardo Herrera.
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Gerardo Herrera | Director Editorial de Paralelo19 y de AG Medios Noticias, Comunicador y Crítico Político desde 2005, Laboró en Radio desde 1994, Autor de la Columna #DirectoySinEscalas, Fundador de la mesa de análisis Zona de Fuego, y Colaborador en NTR Puebla en W Radio y En Línea Debate 89.7 FM.
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