Sofía Reinoso: poblana de espíritu indomable
“Soy agua”, dice Sofía, y como el agua tiene una forma de vida imparable: se adapta a los más complicados espacios y es capaz de superar cualquier obstáculo.
El agua es su segundo hogar, al que llegó cuando apenas tenía 5 años. Y en este momento, sabe mejor que nadie lo que es luchar contra la corriente.
Sofía Reinoso Díaz-Barriga es originaria de Puebla, entidad en la que nació el 23 de octubre de 1996.
A los 27 años, representa el espíritu indomable de una atleta que ha convertido el canotaje extremo en su razón de ser.
Esta joven poblana es pionera en un deporte que parece inexplicable para alguien que nació en una ciudad sin mar, sin condiciones para entrenar y en un país donde el kayak slalom no existe.
Sofía descubrió su pasión por el kayak en las aguas de Tlapacoyan, Veracruz, a donde se trasladó con su familia cuando era muy pequeña.
Sus padres, amantes del descenso en ríos, le enseñaron a ella y a sus hermanos, Antonio y Fernando, a hacer kayak por diversión; era el deporte familiar.
Desde entonces, su vida ha estado marcada por el constante vaivén del remo y la corriente.
Allí fue donde comenzó a soñar con llegar a lo más alto en este deporte, un sueño que la llevó a convertirse en la primera mexicana en competir en la modalidad de kayak slalom en los Juegos Olímpicos.
Río arriba
Su talento natural en el agua la hizo destacar rápidamente. En los Juegos Panamericanos de Lima 2019, ganó dos medallas de bronce, lo que la consolidó como una de las mejores canoístas de América. Tenía 23 años. Este logro fue sólo el inicio de una carrera llena de retos y éxitos.
Para entrar en las competencias, tuvo que moverse a contracorriente.
El primer y más sólido apoyo profesional vino de la Federación Internacional de Kayak que, impresionada por su potencial, le regaló su primer kayak cuando quedó en quinto lugar en la clasificación de Toronto de 2015 para los Juegos Panamericanos de 2019, un gesto que marcó el comienzo de su carrera.
La preparación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue intensa y dolorosa: compitió en plena pandemia de la Covid-19.
Sofía superó la incertidumbre y entrenó incansablemente para vencer las dificultades propias de un deporte donde el control mental y la precisión es tan importante como la destreza física.
Su esfuerzo rindió frutos cuando se clasificó para las semifinales, lo que la convirtió en la primera mexicana en lograrlo en esta disciplina. Este hito la colocó en el mapa mundial del canotaje y le dio la confianza necesaria para seguir adelante.
Sofía y las vicisitudes
Sin embargo, el río de la vida nunca está exento de turbulencias.
En 2017, durante un entrenamiento en Francia, a donde se mudó con miras a los Panamericanos, Sofía sufrió un grave accidente que la obligó a regresar a México con un hombro roto.
Este contratiempo, lejos de desanimarla, reforzó su determinación de superar cualquier obstáculo que se le presentara. Una vez más, navegó a contracorriente.
Con el apoyo de su familia y su inquebrantable espíritu, Sofía se recuperó para los Juegos Panamericanos en los que hizo historia.
Sofía regresa a la competencia
Ahora, Sofía ha vuelto a Francia, esta vez con una misión clara: representar a México en los Juegos Olímpicos de 2024.
Llegó a la Villa Olímpica, en París, el pasado 18 de julio, con la misma emoción y nerviosismo que sintió cuando compitió en Tokio. Pero esta vez, con la experiencia y la madurez que solo los años de entrenamiento y competencia pueden otorgar.
La apertura oficial de los Juegos Olímpicos de París 2024 está programada para el 26 de julio, y Sofía está lista para dar lo mejor de sí en esta competencia.
Su historia es un testimonio de resiliencia y pasión, de cómo una niña de Puebla, que descubrió su amor por el agua en Veracruz, logró alcanzar sus sueños a través de la perseverancia y el apoyo de su familia, que le brinda la fuerza para sostener los remos de la vida.
En cada brazada y cada giro, Sofía lleva consigo no solo su deseo de ganar, sino también el orgullo de ser una pionera para las futuras generaciones de atletas mexicanos, en una disciplina en la que México no esperaba figurar.
La carrera de esta joven poblana es un ejemplo de cómo el deporte puede transformar vidas y abrir puertas a oportunidades inimaginables.
Con cada competencia, Sofía Reinoso Díaz-Barriga reafirma su lugar como una de las grandes del canotaje mundial y demuestra que, con trabajo duro y dedicación, cualquier sueño es alcanzable, sin importar cuán fuerte sea la corriente.